El día después de la ceremonia de reapertura de la catedral Notre Dame de París, tras cinco años de una maratónica restauración, este domingo 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción, a se celebró la primera misa abierta al público.
La celebración fue presidida por el arzobispo de París, monseñor Laurent Ulrich, quien consagró el altar mayor, y participó nuevamente el presidente Emmanuel Macron, junto con 2.500 invitados, entre decenas de jefes de estado, unos 170 obispos franceses y de todo el mundo, un sacerdote de cada una de las 106 parroquias de la arquidiócesis de París, un sacerdote de cada una de las siete iglesias católicas de rito oriental, quienes concelebraron la Eucaristía, y también millones de televidentes a través de la pantalla de la televisión francesa.
Además, estuvieron presentes unas 150 personas que viven en una precaria condición, conforme a lo que el Papa Francisco sostiene siempre, que ellos son el centro del Evangelio y que la Iglesia es la casa de todos, principalmente de los más vulnerables.
Una de las particularidades de la celebración, es que los obispos eligieron brillantes y coloridas mitras, así como casullas coloradas, amarillas y doradas, sobre sotanas para este día de gloria. También lo hicieron los presbíteros.
En el inicio de la misa, el arzobispo Ulrich saludó al público y también a los ciudadanos del mundo tocados por la guerra, la violencia y el terrorismo.
“La pena ha desaparecido”
En su homilía, el prelado parisino manifestó con alegría que “la pena del 15 de abril del 2019 ha desaparecido. La catedral de París recupera su esplendor, como ninguna persona la ha conocido antes”, señaló el metropolitano, quien invitó a todo el pueblo francés a “participar de la alegría de los creyentes aquí, que rinden gloria a Dios de haber recuperado su Iglesia madre”.
Durante la ceremonia se realizó además la “deposición de las reliquias de los santos”, momentos antes de que el arzobispo esparciera el santo crisma sobre el altar. “Estos dos días de reapertura son para todos. Deseamos acoger con la misma dignidad a todas las personalidades para participar”, insistió monseñor Olivier Ribadeau Dumas, rector y archipestre de la catedral.
Además, estaba presente Alexis Skowronek, de 34 años, capitán de los bomberos de París, quien fue a la misa junto a su general. El 15 de abril de 2019, el entonces jefe de guardia del cuartel de Port-Royal (siglo XIII) intervino en las torres de Notre-Dame, “en el corazón de la acción”, para comandar a sus hombres que accionaban las lanzas anti fuego.
“Sentiré orgullo, emoción y humildad”, afirmó entusiasmado el honorable oficial antes de ingresar al templo y predisponerse para la celebración. Skowronek recordó que la reapertura del templo “no es un milagro, sino el trabajo duro de los hombres”.