Desde el 11 de marzo de 2020 el mundo enfrentó una de las crisis sanitarias más grandes de la historia reciente. La propagación del virus del Covid-19, el impacto de la vacunación y las secuelas a largo plazo han redefinido la forma en que se abordan las pandemias.
Cuando un comité de 15 expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del Banco Mundial vaticinó en septiembre de 2019 “una amenaza muy real” si estallaba “el brote de un nuevo y agresivo tipo de gripe”, nadie suponía que apenas unos meses después, el 11 de marzo de 2020, iba a aparecer el coronavirus o COVID-19 en la ciudad china de Wuhan.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que declaró el 11 de marzo la pandemia, más de 7 millones de personas fallecieron a causa de Covid en todo el mundo, con cifras actualizadas a enero de 2025.
Los confinamientos, cierres de fronteras, cuarentenas, obligatoriedad de mascarillas y medidas de distanciamiento social fueron las medidas adoptadas en los inicios de la pandemia.
Aparecieron los primeros controles PCR, en transportes públicos, múltiples controles, protestas en lugares como Beijing
Japón se considero uno de los países desarrollados que mejor logró contener la pandemia debido principalmente al uso generalizado de la mascarilla entre su población y al seguimiento de recomendaciones, como permanecer en casa o evitar las aglomeraciones, sin que ninguna de estas medidas llegara a ser nunca obligatoria.
La India tuvo el mayor confinamiento del mundo cuando el 24 de marzo de 2020 se ordenó a sus mil 300 millones de habitantes no salir de casa para frenar los contagios.
Uno de los más largos del mundo tuvo lugar enBuenos Aires, que duró unos 245 días (la mayor parte entre marzo y noviembre de 2020 y luego varios días en mayo y junio de 2021), superado por el de la ciudad australiana de Melbourne, con 263 días de confinamiento en varios periodos.
La tecnología ayudó a países como Taiwán y Corea del Sur, países en los que no hubo confinamientos, a realizar eficientes rastreos de contagios.
Gracias a su buena capacidad para testar y a su esquema de hospitalización integral, Corea del Sur registró uno de los menores índices de mortalidad por el coronavirus.
Nueva York se convirtió en epicentro de la pandemia en Estados Unidos y en exportadora del virus al resto del país, y consiguió doblegar la curva con un operativo de fabricación de materiales para evitar contagios, además de testeo y vacunación masivos.
Estados Unidos, país con más muertos por Covid -con 1.12 millones- según datos de la Universidad Johns Hopkins, Donald Trump, se negó a llevar mascarilla en público, recomendó el uso de tratamientos sin pruebas de que funcionaran, como la hidroxicloroquina y renegó de las medidas para evitar contagios, pero finalmente se vacunó.
Más polémico fue el presidente brasileño, Jair Bolsonaro (gripecita), uno de los pocos líderes mundiales negacionistas durante la pandemia, que causó en Brasil cerca de 700 mil muertos.
En Europa, el Covid-19 osciló entre los confinamientos y medidas más estrictas en países como España, Italia o Reino Unido y las medidas más laxas adoptadas por países como Suecia y Bielorrusia.
El 5 de mayo de 2023, la OMS levantó la declaratoria de emergencia, aunque con la advertencia de que el Covid-19 seguirá circulando.