Este hidrógeno será utilizado para abastecer tres autobuses y dos vehículos livianos, demostrando la viabilidad del proyecto en la movilidad sostenible.
Brasil avanza hacia una transición energética más sostenible con el desarrollo de la primera estación experimental del mundo destinada a la producción de hidrógeno renovable a partir de etanol. El proyecto, liderado por la Universidad de São Paulo (USP) y el Centro de Investigación e Innovación en Gases de Efecto Invernadero (RCGI), marca un hito importante en la búsqueda de soluciones energéticas limpias y en la reducción de las emisiones de carbono.
Ubicada en la Ciudad Universitaria de São Paulo, esta planta piloto es un paso significativo en la transición hacia una economía de bajas emisiones de carbono, alineada con los esfuerzos globales para mitigar el cambio climático. Con una inversión de 50 millones de reales (aproximadamente 9,5 millones de dólares), la instalación tiene la capacidad de producir 100 kilogramos de hidrógeno por día. Este hidrógeno será utilizado para abastecer tres autobuses y dos vehículos livianos, demostrando la viabilidad del proyecto en la movilidad sostenible.
El gobernador del estado de São Paulo, Tarcísio de Freitas, visitó la planta y destacó la importancia de este avance tanto para la economía estatal como para el potencial de expansión del proyecto. En sus palabras, el RCGI representa una de las fortalezas más destacadas que posicionan a São Paulo como líder en la transición energética en Brasil.
En esta fase inicial, el equipo de investigación está evaluando la eficiencia en la conversión del etanol en hidrógeno y el desempeño del combustible en los vehículos. El director científico del RCGI, Julio Meneghini, explicó que el proyecto demuestra la posibilidad de producir hidrógeno sostenible con alta eficiencia logística, aprovechando la infraestructura consolidada de Brasil en la producción de etanol.
El rector de la USP, Carlos Gilberto Carlotti Junior, destacó que el éxito de este proyecto podría consolidar a Brasil como un líder mundial en el sector energético, gracias a su capacidad para ofrecer energía más barata y con una menor huella de carbono. «Es esencial que la academia genere conocimiento y que las empresas inviertan en la industrialización de estas ideas», afirmó Carlotti.
Este proyecto también tiene el potencial de transformar industrias de alta emisión como la siderurgia, la producción de cemento y los sectores químico y petroquímico. El hidrógeno producido podría jugar un papel crucial en la descarbonización de estos sectores, así como en el transporte a gran escala, como camiones, autobuses y aviones.
Además de las universidades, el proyecto cuenta con la colaboración de empresas destacadas como Shell Brasil, Raízen y Toyota, lo que refuerza la viabilidad del proyecto y su potencial de expansión a nivel nacional e internacional.
Con el éxito de esta planta experimental, Brasil podría reducir significativamente su dependencia de los combustibles fósiles, lo que contribuiría a una transición energética más limpia y sostenible. A medida que se obtienen más datos de este proyecto, se evalúa su viabilidad para una aplicación a mayor escala, consolidando al país como un referente en la producción de hidrógeno renovable y posicionándolo como un actor clave en la lucha global contra el cambio climático.
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Fuente: (Noticias Argentinas)