La convivencia de sistemas de producción intensiva y orgánica en el ámbito agrario no solo es posible, sino que constituye un paso clave hacia una agricultura sostenible. Así lo planteó el ingeniero Daniel López, coordinador en Patagonia de la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (CASAFE), quien destacó la necesidad de transformar el enfoque productivo en el país.
En diálogo con “El País de la Libertad” de Radio Up 95.5, López resaltó la importancia de organizar la unidad productiva para hacer posible que ambas prácticas convivan y se sostengan en el tiempo. “El desafío está en que sea sustentable y sostenible”, señaló, subrayando que muchas veces la intensificación productiva a corto plazo afecta la fertilidad del suelo. Este aspecto es esencial, ya que “si después se tiene que dejar que la tierra se recupere durante dos o tres años, es muchísimo, porque la intensidad aplicada al cultivo degrada el suelo o el ecosistema en general”.
En este sentido, López explicó que “con los sistemas productivos es algo similar a un equipo de rugby. Todos tienen su lugar en la cancha. Hay que encontrar el lugar en la cancha para cada uno”. Según López, cada sistema productivo puede tener su rol y función específica, si se adopta una mirada de agricultura sustentable, es decir, “que perdura en el tiempo, pero con un cuidado sobre el planeta y el medio ambiente”.
La agricultura regenerativa se volvió un objetivo común, que integra el cuidado del suelo, el ambiente y las personas. En esta línea, la tecnología y la industria realizaron grandes avances en el desarrollo de fertilizantes y fitosanitarios menos agresivos.
A su vez, López aseguró que “se avanzó muchísimo y se sigue avanzando”, mencionando que actualmente existen productos fitosanitarios de origen químico, mineral y biológico. “Este último grupo utiliza enemigos naturales y predadores. A través de un manejo integrado de plagas se busca disminuir el número de aplicaciones y facilitar el ecosistema de enemigos naturales”, explicó.
Leé más: Fitosanitarios en Misiones | “Su uso debe ser responsable y debe estar registrado dentro del país donde se aplicará”
Sin embargo, la sostenibilidad de estos sistemas también depende de los aplicadores y del compromiso de todos los involucrados en la cadena productiva. “¿Quién es el responsable de esto? Yo siempre muestro una imagen que tiene una mano señalándonos. Nos dice que un poco todos somos responsables”. Para López, el productor, el aplicador, las instituciones y hasta el consumidor juegan un papel fundamental en este modelo de producción sostenible. En sus palabras, es importante que “el consumidor se interese en conocer lo que son las buenas prácticas, o en qué consiste un cultivo producido en forma orgánica o convencional”.
Convencer a los productores de adoptar técnicas más amigables con el medio ambiente es otro desafío, especialmente porque estas prácticas pueden representar mayores costos iniciales y por ello, López fue claro en que cambiar la mentalidad puede ser difícil, sobre todo en productores más experimentados: “mientras más grandes somos, menos abiertos a cambios, menos dispuestos a salir de nuestras zonas de confort”. No obstante, mantuvo la esperanza en las nuevas generaciones y la educación. En su experiencia, los jóvenes muestran “una apertura muy grande” hacia estas prácticas sostenibles.
La educación temprana, desde los colegios agrotécnicos hasta la primaria, es clave para transformar el enfoque hacia el ambiente y la sostenibilidad en el futuro. “Los chicos reciben otro tipo de miradas sobre el ambiente, sobre el planeta, que no tuvimos nosotros”, reflexionó López, concluyendo en que “el camino hacia una producción sostenible y compartida requiere el compromiso de todos, desde el campo hasta el consumidor”.