El padre Alberto Barros, presidente de Cáritas Diocesana y sacerdote comprometido con la ayuda social, realizó un crudo balance del 2024: un año marcado por el crecimiento de la pobreza, la inseguridad alimentaria y la exclusión.
En diálogo con “RX – Realidad Mixta” de Radio Up 95.5, el sacerdote reflexionó sobre los desafíos actuales y compartió un mensaje de esperanza para la Navidad.
“Fue un año muy complejo y duro, sobre todo para los sectores más vulnerables”, comienza Barros, destacando el aumento alarmante de la pobreza y la indigencia en la Argentina. “Hoy millones comen menos y con menor calidad que antes”, dijo, agregando que decisiones políticas recientes, como el cierre de comedores y la reducción de ayudas sociales, agravaron la situación.
A su vez, Barros denunció que el cierre de programas esenciales no solo afectó la alimentación de los más necesitados, sino que también dejó espacios vacíos que “desgraciadamente llenó el narcotráfico con su dinero sucio”. En lugares como Posadas, explicó, la falta de contención comunitaria se convirtió en terreno fértil para este flagelo.
El drama de los jubilados y la clase media empobrecida
En su evaluación, el sacerdote no olvidó a los jubilados, quienes enfrentan dificultades cada vez mayores para acceder a medicamentos. Citó al obispo Marcelo Colombo, quien calificó la quita de medicamentos como una “eutanasia encubierta”, obligando a los mayores a elegir entre comida o remedios. Además, remarcó cómo la clase media trabajadora también ha caído por debajo de la línea de pobreza, un fenómeno que calificó de alarmante.
Frente a este panorama, Cáritas y la Iglesia intentan sostener la asistencia con recursos cada vez más limitados. “La solidaridad de nuestro pueblo sigue siendo admirable, pero también hemos sufrido recortes importantes en programas educativos y sociales”, explicó Barros. Sin embargo, destacó que el trabajo solidario no se detiene gracias a los aportes de la comunidad.
El sacerdote también observó una búsqueda espiritual creciente en tiempos difíciles. “Muchísima gente se acerca a la Iglesia, no como un escapismo de la realidad, sino como una experiencia de esperanza compartida y un deseo de renovar la fe en comunidad”, señala.
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Un mensaje de esperanza para la Navidad
A pesar del contexto adverso, Barros confía en la capacidad de reconstrucción de la sociedad. Inspirado en el mensaje del Papa Francisco, recordó que la Navidad debe ser un tiempo para reforzar los valores de solidaridad y fraternidad: “Nadie sobra, todos somos hermanos y hermanas. Tenemos que trabajar juntos por el bien común y no dejarnos robar la esperanza”.
El próximo año jubilar, proclamado por el Papa, será una oportunidad para renovar la fe y apostar por un proyecto de país más inclusivo. “En medio de tanto sufrimiento, debemos fortalecer la cultura de nuestro pueblo, basada en la fraternidad y la justicia social”, concluyó Barros, dejando un mensaje esperanzador para una Argentina que clama por unión y solidaridad.