Georgina Sticco, directora de la ONG Grow, Género y Trabajo, abordó el análisis de la problemática a raíz de un relevamiento que puso evidencia las desigualdades en los procesos de selección.
En diálogo con “El País de la Libertad” de Radio Up 95.5, Sticco reveló que “sabíamos que el número era alto porque lo veníamos escuchando, pero una cosa es escuchar historias y otra es cuando los datos lo confirman: el 84% de las personas en algún momento sintió que era discriminado en una búsqueda laboral”.
Además, remarcó que la edad es el principal factor de discriminación en las búsquedas laborales. “Cuando uno tiene menos de 25 años, está en esa búsqueda del primer trabajo y siente que no lo toman en serio. Luego, después de los 45, hay un salto enorme, y el rechazo se incrementa a medida que aumenta la edad”, explicó.
Esta situación afecta a personas que, incluso estando altamente capacitadas, son descartadas de antemano. “Hay quienes buscan empleo porque lo necesitan o por gusto, y aun así no son elegidos para tareas para las que están perfectamente preparados”.
Prejuicios sobre el aspecto físico y el género
El aspecto físico también ocupa un lugar destacado entre las razones de discriminación. “Recibimos comentarios de personas que decían que no fueron seleccionadas por tener tatuajes, barba o piercings. Estas características, que no afectan sus capacidades, terminan siendo un obstáculo en las entrevistas”, relató Sticco.
El género y los estereotipos asociados también perpetúan desigualdades. “Una de cada tres mujeres siente que fue discriminada por tener hijos, mientras que esta percepción se da solo en uno de cada diez varones”, detalló.
Esta diferencia pone en evidencia cómo las responsabilidades de cuidado siguen recayendo mayoritariamente en las mujeres. “Vivimos en una sociedad donde esto es una realidad, pero como empleadores, debemos flexibilizar y encontrar maneras de equilibrar estas situaciones”.
La importancia de la huella digital
Otro aspecto clave en los procesos de selección es la huella digital. “Cada vez tiene más peso”, afirmó Sticco. “Nuestra historia en redes sociales puede ser revisada por quien nos entrevista, desde qué decimos hasta cómo lo decimos. Por ejemplo, si el entrevistador tiene ideas políticas opuestas, puede influir en su decisión”.
Sin embargo, también puede ser un indicador positivo en algunos casos. “Nos sucedió con organizaciones que tienen políticas de tolerancia cero hacia las violencias, que observan comportamientos violentos en redes sociales y toman acciones. No se trata de castigar, sino de reflexionar sobre cómo debemos ser coherentes en todos los ámbitos de nuestra vida”.
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El desafío de romper con los estereotipos
Por otro lado, Sticco invita a reflexionar sobre cómo, a menudo, reproducimos estereotipos de manera inconsciente. “Por ejemplo, si alguien contrata a una persona para el servicio doméstico y no elige a un hombre porque ‘no genera confianza’ o ‘no va a limpiar bien’, está cayendo en un prejuicio. Debemos desafiarnos a pensar por qué esperamos que ciertos trabajos los hagan determinadas personas”.
Además, señaló que los estereotipos no son exclusivos de generaciones mayores. “Las personas jóvenes también replican estas creencias. Los cambios se están dando de manera grupal, pero no podemos pensar que por ser jóvenes somos automáticamente libres de prejuicios”.
Campañas para una inclusión laboral real
La ONG Grow desarrolla campañas como Búsquedas Irreales, que invitan a la reflexión. “Gracias a una alianza con una plataforma de búsquedas, publicamos avisos que explicitaban la discriminación, como ‘Buscamos abogada sin hijos para disponibilidad total’. Al hacer clic, las personas llegaban a una página que explicaba que la búsqueda no era real, pero la desigualdad sí”, detalla Sticco.
Para combatir estas barreras, Grow ofrece herramientas gratuitas en su página web, como guías sobre procesos de selección inclusivos y entrevistas libres de sesgos. “Muchas veces caemos en discriminaciones sin saberlo, por sesgos inconscientes. Estas guías ayudan a evitarlos y promover una mayor diversidad”.
“Es importante entender que la desigualdad es un problema social, no individual. Las personas no están solas en estas situaciones. Lo que buscamos es abrazarlas y recordarles que cambiar esta realidad es responsabilidad de toda la sociedad”, concluyó Sticco.