En diálogo con “La Última Rosca” de Radio Up 95.5, Matías Longoni, periodista especializado en temas agropecuarios, reveló detalles de su investigación sobre el presunto fraude de bioinsumos promocionados por el gobierno de Misiones. El caso, denunciado entre otros por este medio, reveló una serie de irregularidades en la implementación de bioinsumos y la reciente prohibición del glifosato en la provincia, promovida bajo la bandera de un modelo agroecológico.
El origen del escándalo se remonta a abril de 2023, cuando el gobierno de Misiones prohibió el uso del glifosato, el herbicida más utilizado a nivel mundial, al mismo tiempo que impulsaba el uso de bioinsumos.
“Parecía todo armado para que fuera coincidente: el gobierno provincial prohibía el glifosato, y al mismo tiempo, llegaba una empresa que aseguraba haber desarrollado su sustituto biológico”, comentó el periodista.
“Nosotros, como periodistas agropecuarios, nos pusimos a sospechar en su momento. Era medio una triquiñuela”, dijo, y agregó que, aunque el mundo busca alternativas biológicas al glifosato, “ojalá que algún misionero, algún argentino, logre descubrir el producto biológico capaz de reemplazar al glifosato. Sería un favor a la humanidad y merecería el Nobel”.
La empresa presentó un producto llamado Bioherb, que supuestamente reemplazaría al glifosato. Sin embargo, Longoni enfatizó que la verdad era otra: “Definitivamente lo que nosotros sospechábamos se confirmó. No había tal bioherbicida; no existe”.
Según detalló Longoni, Bioherb fue promovido como un bioherbicida probado por SENASA y fabricado en Misiones. Sin embargo, la investigación desmintió ambas afirmaciones. “La caja decía que estaba probado por SENASA y eso no era cierto”, aseguró. A su vez, el producto tampoco era fabricado en Misiones, sino en Tucumán, y ni siquiera era un herbicida: “Es un bioinsecticida, un promotor biológico”, puntualizó.
La investigación de Longoni también puso bajo escrutinio al presidente de la empresa, Joaquín Basanta, quien, además de múltiples emprendimientos en diferentes rubros, es socio del hijo de Carlos Rovira, principal impulsor de la prohibición del glifosato en Misiones.
“Rovira presentó a Basanta como el próximo unicornio de Misiones, pero resultó ser un engaño», afirmó Longoni. «Lo que descubrimos fue que este chico Basanta había creado un montón de empresas en rubros que van desde alquiler de autos hasta la organización de fiestas”.
Fondos públicos desviados
Otro punto sensible de la investigación fue el hallazgo de que al menos 550 millones de pesos del Fondo Especial del Tabaco, destinados a los productores, se usaron para adquirir Bioherb, algo que también denunció en su momento Radio Up 95.5. En este sentido, Longoni comentó que este fondo “debería haber sido distribuido entre los productores tabacaleros de Misiones, que en general es un sector postergado”. En lugar de eso, esos fondos financiaron un bioinsecticida mal etiquetado como herbicida.
En tanto, Longoni no se guardó palabras al describir el impacto de esta situación sobre la comunidad agrícola. “Los productores fueron usados como conejillos de Indias para tratar de mostrarle al poder, a Rovira o a no sé quiénes en Misiones, que el producto era efectivo”, afirmó, y puntualizó que el producto no solo no cumplía con su propósito, sino que ni siquiera existía como tal en el mercado. “Es como si alguien quisiera reemplazar la aspirina por un té de boldo. Y cuando le preguntas por qué lo usa, te dice que para el dolor de cabeza. No te va a servir”.
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Silencio e impunidad
La respuesta oficial al caso fue mínima, y Longoni cuestionó fuertemente la falta de explicaciones del gobierno misionero. “El poder misionero provincial, que hace 20 años parece incuestionable, calla oprobiosamente frente a la disciplina férrea que impone el hombre de Rovira”, expresó. Las investigaciones judiciales, según Longoni, tampoco avanzaron: “La única investigación judicial en Capital Federal fue detenida. El juez Ariel Lijo consideró que no había elementos para investigar. Está todo rodeado de un marco de impunidad bastante sorprendente”.
Por otra parte, Longoni reflexionó sobre la dificultad de hacer periodismo de investigación en Argentina. “Ahora es más difícil hacer periodismo en Argentina. El poder político nos cuestiona, la sociedad nos cuestiona. Estamos bajo una lupa”, aseguró, lamentando la crisis de las grandes redacciones que antes apoyaban investigaciones. Pese a todo, el periodista destacó que el trabajo independiente sigue adelante: “Hoy hay mucha más información disponible, y mucha gente harta que se anima a hablar. Es difícil, pero necesario. No hay poder en el mundo que no deba ser cuestionado”.
Para Longoni, lo peor de este caso es que la estafa ya se realizó: «Ya se gastó la plata, ya se hizo la estafa. En realidad, es una estafa a la buena fe de los misioneros, un engaño marquetinero de la política berreta. Es muy triste”.
Finalmente, Longoni señaló que, aunque la sociedad parece acostumbrada a estas situaciones, el periodismo sigue siendo un pilar fundamental para exigir transparencia: “Bienvenido sea que haya de vez en cuando algo de periodismo en la Argentina. No hay que dejar de hacerlo. Un perejil como yo, en un medio chico, logramos conmover al poder misionero, un poder que parece incuestionable”, completó.