En una búsqueda constante por descifrar el verdadero significado de la felicidad, Arthur C. Brooks, científico social y profesor en la Universidad de Harvard, ha dedicado décadas a investigar qué hace que las personas sean felices.
En una búsqueda constante por descifrar el verdadero significado de la felicidad, Arthur C. Brooks, científico social y profesor en la Universidad de Harvard, ha dedicado décadas a investigar qué hace que las personas sean felices.
Su reciente colaboración con Oprah Winfrey en un libro, destaca una idea revolucionaria: la meta en la vida no debería ser alcanzar la felicidad per se, sino aspirar continuamente a un estado de “mayor felicidad”. Brooks sostiene que la felicidad no es un destino final, sino más bien una dirección a seguir, instando a buscar incrementarla sin tener un objetivo final en mente.
Brooks ahonda en esta teoría en el podcast “Diez por ciento más feliz con Dan Harris” recogido por CNBC, donde discute los “macronutrientes de la felicidad”. Según él, muchas personas carecen de estos componentes esenciales en su “dieta” de la felicidad, lo que impide que alcancen un estado de bienestar pleno. “No se trata solo de ‘busca ser más feliz’. Eso es demasiado general”, explicó Brooks, enfatizando la importancia de trabajar en las subdimensiones de la felicidad para mejorar efectivamente el bienestar emocional.
Además, Brooks identifica tres elementos clave que las personas más felices comparten: disfrutan de sus vidas, obtienen gran satisfacción de sus actividades y poseen un sentido de significado sobre su existencia. Estos elementos, dice, “son las proteínas, los carbohidratos y las grasas de la felicidad”, pero aplicados a la felicidad.
Los “macronutrientes” de la felicidad
En el camino hacia una vida plena y satisfactoria, Brooks identificó lo que él denomina los tres ‘macronutrientes de la felicidad’: el disfrute, la satisfacción y el propósito. Estos elementos, según explica, son cruciales para nutrir una experiencia humana rica y profundamente gratificante.
Disfrute
El disfrute, a menudo confundido exclusivamente con el placer, va más allá de las gratificaciones momentáneas o superficiales. “Lo que necesitamos hacer no es deshacernos de las fuentes de placer, sino agregar dos cosas que los harán más humanos”, señala Brooks.
Este invita a las personas a transformar un placer en disfrute, añadiéndole la dimensión social y la memoria. Por ejemplo, actividades como leer un libro, meditar o escuchar música pueden ser disfrutadas en solitario, pero Brooks sugiere que actividades sociables, como salir a tomar algo o ver videos divertidos en compañía, elevan esta experiencia. “Si estás haciendo algo que es placentero y puede ser adictivo y no lo haces solo, entonces puedes obtener disfrute, que es una fuente de auténtica y duradera felicidad”, explica.
Satisfacción
La satisfacción se describe como el gozo después de haber luchado por alcanzar algo: “Como seres humanos, necesitamos luchar, esforzarnos, sacrificarnos, incluso necesitamos dolor en nuestras vidas, porque eso es, de hecho, cómo obtenemos algo”, explica Brooks.
Una analogía poderosa para entender este concepto es: “La razón por la que las personas no son tan felices como deberían ser es porque no disfrutan su cena”, dijo. “Porque nunca tienen hambre”. En otras palabras, la satisfacción viene de apreciar lo que se ha ganado a través del esfuerzo y la espera, no de gratificaciones instantáneas.
Propósito
En cuanto al propósito, este se considera como la sensación de que la vida tiene un significado más allá de lo inmediato, compuesto por la coherencia, el propósito propiamente dicho y la significancia. “El propósito es el sentimiento de que tu vida tiene un sentido de significado”, indica Brooks.
Este factor requiere contemplación y un esfuerzo consciente por entender su lugar y dirección en la vida. “Se necesita mucho trabajo” para encontrarlo, agregó Brooks, pero es vital para tener una sensación de dirección y trascendencia.
(Fuente: Infobae)