Una investigación del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) analizó las respuestas logradas en aglomerados urbanos con 80.000 habitantes o más de la República Argentina donde no se percibe al voto, la principal herramienta de participación ciudadana en la arena política, “como un instrumento eficaz para transformar la realidad”.
A continuación, el estudio completo del área de la Universidad Católica Argentina dedicada a temas como la pobreza y la realidad social argentina:
La explosión de la pandemia por COVID-19 en el mundo no solo significó una crisis en el ámbito de la salud, sino que también en el de la política.
Tras tres años desde su inicio, y ya en un escenario pospandémico, las percepciones ciudadanas sobre la gestión gubernamental y el funcionamiento democrático siguen siendo cada vez más desfavorables, lo cual repercute en la vida cotidiana de la población.
A raíz de ello, nos preguntamos cómo es la relación entre uno de los principales instrumentos de la democracia (el voto electoral) y la capacidad de las personas en construir proyectos personales.
De esta forma, se ponen en juego las variables de:
– Déficit de proyectos de vida: percepción de incompetencia para proponerse metas y objetivos en función de su bienestar personal.
– Déficit en la consideración del voto como factor de cambio: la incapacidad que tiene el voto para generar cambios en la realidad social y política del país.
A lo largo del período 2017-2022, se observa que un tercio de la población argentina se encuentra disconforme con el máximo instrumento de expresión de voluntades que tienen los sistemas políticos democrático: el voto.
Con ello, alrededor de un 30% de la población urbana mayor de 18 años en Argentina considera que dicha herramienta no genera cambios sociales contundentes en la realidad en la que vive, dejando entrever dos fenómenos más profundos: la crisis respecto a la representación y la credibilidad lograda por aquellos que se postulan como candidatos en momentos eleccionarios. A su vez, esto convive en un escenario en el que un 15% de la población argentina no logra plantearse proyectos a nivel individual a largo plazo.
Esta carencia de proyectos personales podría encontrarse vinculada, entre otras cosas, con el hecho de que el voto, principal herramienta de participación ciudadana en la arena política, no es percibido como un instrumento eficaz para transformar la realidad.
El panorama en los años electorales
A su vez, al analizar los procesos eleccionarios durante este período, que es donde el voto cobra una mayor relevancia, puede observarse que, si bien hay alrededor de un 30% de la población con déficit en la consideración del voto como factor de cambio, el mismo disminuye en los años de elecciones (2019 y 2021) respecto a los años anteriores, mostrando cómo en estos momentos se vuelve a “tener confianza” en esta herramienta para expresar voluntades.
Pero esta mejoría no es acompañada por el otro indicador, al contrario, el déficit en proyectos de vida aumenta levemente durante los años electorales.
Al observar este escenario, es que nos preguntamos cómo desarrolla en diferentes grupos poblacionales.
Principales conclusiones
Al analizar cómo evolucionan estos dos indicadores en diferentes grupos, se observa que las mujeres con déficit en la consideración del voto son quienes tienen una mayor propensión a reportar tener problemas para proyectar a largo plazo frente a sus pares hombres. Siendo los años eleccionarios cuando más sube el déficit.
Luego, en cuanto a grupos de edad, en 2018 las personas de 75 años y más con déficit en la consideración del voto como factor de cambio eran quienes reportaban un mayor nivel de déficit en proyectos personales frente a sus pares más jóvenes.
Si bien, esta brecha fue menguando entre 2019 y 2020, pero para 2021 esta tendencia se vio interrumpida y nuevamente este grupo de edad fueron quienes reportaron el mayor nivel de déficit para ambos indicadores con un 35,7%, frente al 15,7% de sus pares de 18 a 34 años, que son quienes presentan el menor nivel de déficit en ambas.
Y sobre el nivel educativo de los argentinos, a lo largo del periodo 2018-2021, las personas que tienen secundario incompleto o menos son quienes más experimentan estos déficits.
Por último, puede notarse que son los segmentos más pobres quienes más expresan estos déficits durante el período analizado.
En primer lugar, alrededor del 20% de los pobres que no consideran al voto como factor de cambio reportan no tener proyectos de vida, frente el 16% aproximado de sus pares no pobres, a lo largo de todo el periodo.
Y, dependiendo el nivel socioeconómico, vemos que los niveles bajos y muy bajos con déficit en la consideración de voto como factor de cambio, entre el 20% y 30% respectivamente tiene déficit de proyectos de vida. Mientras que las personas pertenecientes al nivel medio alto con déficit en el voto casi no presentan déficit de proyectos de vida (menos de 1 cada 10 personas).