Alberto Fernández hasta el momento ostenta el cargo de presidente de la Nación Argentina, aunque el presente le resulta esquivo porque son pocos los gobernadores que le responden y que le atienden el teléfono.
Podríamos inferir que de momento, el mandato del gobierno nacional está atravesando el deterioro político de la figura presidencial, tal vez, para definirlo de otra manera habría que recurrir a un paralelismo comparándolo al presidente de la Nación con una descripción de su propio mandato: lisa y llanamente, es el más devaluado de la región y en la actualidad es la figura política con menos peso e influencia en la toma de decisiones que se haya visto en las últimas décadas en Argentina. Esto último, fue lo que ha quedado al desnudo luego de la Cumbre del Mercosur realizada en Puerto Iguazú, Misiones.
Fue el propio Alberto Fernández quien hace algunos días atrás visitó la provincia de Misiones, estuvo en la ciudad de Puerto Iguazú -cuando Argentina ejercía la presidencia pro tempore de la Cumbre-, con el doble objetivo de profundizar el diálogo con los países socios y fortalecer el proceso de integración regional en el marco de enfrentar los nuevos desafíos globales. Claramente, poco y nada de estos objetivos se han logrado en esta última reunión entre los máximos mandatarios de la región.
En otras palabras, no hubo grandes novedades y mucho menos avances en cuanto a los acuerdos esenciales que se esperaban para encaminar el desarrollo regional con acuerdos y políticas económicas en conjunto entre los países que integran el MERCOSUR.
En efecto, otro de los que asistió a la cumbre en Puerto Iguazú fue el actual ministro de Economía de la Nación, Sergio Massa, quien además es el precandidato presidencial de Unión por la Patria para las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), que se desarrollarán el próximo 13 de agosto.
En sí, tanto Alberto como Sergio buscaban acuerdos rimbombantes para poder hacer sonar las campanas de los medios de comunicación de toda la región, y así encausar con buenas noticias una campaña electoral que hasta el momento está teñida de una cruda opacidad con relatos y datos que exponen a corazón abierto la miseria, la pobreza que padecen casi la mitad de los argentinos, con índices de indigencia muy grandes y una inequidad que se manifiesta día a día en el tejido social.
Precisamente, así lo indician los últimos acontecimientos porque durante estas semanas los piquetes, el paro de actividades que llevaron adelante trabajadores del sector del transporte urbanos de pasajeros de todo el país, y si a esto le sumamos los profundos reclamos que llevan adelanten la unidades piqueteras- que realizaron planes de lucha contra el gobierno tripartito integrado por Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa-, bajo el lema: “Con la comida de los pibes no”.
En sí, son los mismos movimientos sociales los que denuncian que los alimentos no llegan a los comedores comunitarios porque “el dinero se va a la campaña electoral”. Además, sostienen que “los alimentos derivados a los merenderos oficialistas lo hacen a través de los punteros políticos o dirigentes sociales que son candidatos en los distritos del conurbano bonaerense y en todo el país”. Los activistas reclaman “cambios urgentes en la política social del Gobierno Kirchnerista”; además del “no pago de la deuda al Fondo Monetario Internacional (FMI)” y que la ministra de la cartera social, Victoria Tolosa Paz “deje de ajustar los planes, ya dio de baja a más de cien mil beneficiarios del Potenciar Trabajo”.
En resumidas cuentas, el presente expone las vicisitudes que padecen los argentinos pero sin contar con un presidente que sea capaz de resolver y de brindar soluciones a los conflictos y problemas de la actualidad.
Un presente…sin presidente.