Los precios del oro sufrieron una caída abrupta del 1,5%, rompiendo la barrera de los 2000 dólares por onza. Este drástico descenso fue desencadenado por un informe de datos de empleo no agrícola en los Estados Unidos, el cual superó las expectativas, reflejando una significativa disminución en las tasas de desempleo en el país.
La euforia en los mercados financieros estadounidenses llevó a un fortalecimiento del dólar frente a otras monedas, ejerciendo una presión directa sobre los precios de los metales preciosos. El oro no fue el único afectado, ya que la plata también experimentó considerables caídas intradía, registrando un descenso superior al 3,29%.
Técnicamente, al observar el gráfico del oro, se destaca una volatilidad excepcionalmente alta. A principios de la semana, los precios alcanzaron un máximo histórico, subiendo un 5% hasta alcanzar los 2143 dólares por onza. Sin embargo, en un giro inesperado, el precio del oro cayó por debajo de los 2100 dólares ese mismo día. En los días subsiguientes, el movimiento bajista persistió, y hoy el oro se hunde por debajo de otro nivel clave: los 2000 dólares.
Desde su punto máximo, el oro experimentó una caída cercana al 7% en solo cuatro días de negociación. Los analistas señalan que la primera prueba para evaluar la solidez de este movimiento bajista será el nivel de 1980 dólares. De no sostenerse, los alcistas podrían buscar defender el nivel psicológico de 2000 dólares al cierre de la vela diaria.
Este inesperado giro en los precios de los metales preciosos generaron un clima de incertidumbre entre los inversionistas, quienes ahora observan de cerca el comportamiento del mercado y las acciones de los principales actores económicos.
(Fuente: Reuters)