Así lo señaló en su Reporte del Sector Externo al referirse al caso de Argentina. El terminante diagnóstico de la entidad crediticia internacional acreedora del país se conoce en el contexto del viaje de una comitiva del gobierno nacional para negociar un nuevo reperfilamiento de vencimientos y metas fiscales.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) difundió un informe en el que sostiene de manera categórica que la Argentina debe unificar el tipo de cambio, fortalecer las reservas, tener una política monetaria restrictiva y eliminar en forma gradual los controles de capitales para fortalecer sus reservas en el Banco Central y sus cuentas externas.
De acuerdo con el informe External Sector Report (ESR), denominado “External Rebalancing in Turbulent Times”, en el que analiza la situación de la cuenta corriente de sus países, el FMI analizó de manera crítica la actual situación económica de Argentina, donde el Ministro de Hacienda, Sergio Massa, es el candidato presidencial del oficialismo. Este reporte lo preparó el staff técnico del Fondo, con “los comentarios y sugerencias de los Directores Ejecutivos tras su debate del 13 de julio de 2023”.
El ESR explicó en este informe difundido este miércoles que la posición exterior en 2022 del país “era más débil que el nivel implicado por los fundamentos a medio plazo y las políticas deseables” y que la economía argentina sufre “elevadas vulnerabilidades de la deuda externa, las reservas internacionales precariamente bajas y la falta de acceso a los mercados internacionales de capital”.
“Es crítico continuar implementando políticas macroeconómicas prudentes que fortalezcan la cuenta corriente externa y la cobertura de reservas para asegurar la sostenibilidad externa”, señalaron los expertos del organismo crediticio internacional en el contexto de la tensa negociación con el gobierno que encabezan Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
Ajuste fiscal, unificación cambiaria y refuerzo de la balanza comercial
En cuanto a las recomendaciones para el país que mantiene una fuerte deuda con el FMI y que entraría en default si no acuerdan una refinanciación antes del próximo vencimiento, el staff del organismo que preside Kristalina Georgieva, considera que “las posibles respuestas políticas son una consolidación fiscal favorable al crecimiento, combinada con una política monetaria restrictiva y un régimen cambiario simplificado, sigue siendo esencial para moderar el crecimiento de la demanda interna, reforzar la balanza comercial, reconstituir las reservas internacionales, recuperar el acceso a los mercados y garantizar la sostenibilidad de la deuda fiscal y externa”.
Además, “se requieren reformas estructurales para impulsar la capacidad exportadora de Argentina y fomentar la inversión extranjera directa. A medida que se restablezcan la estabilidad y la confianza, habrá que considerar una flexibilización gradual de las medidas del mercado cambiario basada en condiciones y eliminar las prácticas de monedas múltiples y las restricciones cambiarias”, sostiene el informe.
Por otra parte, el ESR aclaró que “la deuda bruta y las obligaciones del servicio de la deuda siguen siendo sustanciales y el cumplimiento de estas obligaciones a medio plazo dependerá de la situación de la cuenta corriente”.
“Se prevé que la balanza de cuenta corriente alcance un superávit en 2023, a pesar de las condiciones de sequía que afectan a las exportaciones agrícolas, debido principalmente a la moderación de la demanda interna y de las importaciones, la mejora de la relación de intercambio de productos básicos y el aumento de los ingresos por intereses de los activos privados argentinos en el extranjero”, indicó el reporte técnico.
Un tipo de cambio atrasado con relación a la inflación
Además, afirmó que “el tipo de cambio real medio, tras depreciarse más de un 35% entre 2017 y 2019, se apreció alrededor de un 6% durante 2020-21 y se estima que se habrá apreciado un 20% adicional durante 2022. Esta apreciación refleja en gran medida el hecho de que el tipo de cambio ha ido por detrás de la inflación general”, advirtieron.
El informe indicó que las medidas de control “han contribuido a contener las salidas de capital, aunque han introducido distorsiones que desalientan el comercio y la inversión extranjera. Es importante señalar que estas medidas no sustituyen a unas políticas macroeconómicas sólidas”, alertaron en este informe. “Si bien son necesarias a corto plazo para hacer frente a los desequilibrios, los controles a la importación y otras similares deberían eliminarse y es necesaria una flexibilización basada en condiciones, especialmente para fomentar la Inversión Extranjera Directa (IED)”, propusieron los técnicos del Fondo.
En este sentido, el informe indicó que se necesitan medidas “fiscales y monetarias más estrictas son necesarias para garantizar los superávits comerciales previstos y mejorar la cobertura de las reservas”. Eso a su vez “es esencial para allanar el camino hacia el acceso al mercado y la flexibilización de las medidas de control a mediano plazo”, señalaron.
“Dada la escasez de reservas en, las ventas de divisas (en el mercado oficial o paralelo) deben ser coherentes con los objetivos de acumulación de reservas, teniendo en cuenta al mismo tiempo la variabilidad derivada de factores estacionales y de episodios temporales de volatilidad excesiva”, concluyeron los técnicos del FMI.
El contexto de las negociaciones en el que se conoció este informe
Este informe se da en el contexto de la quinta revisión del programa de respaldo del FMI, que se firmó en marzo del 2022, con una comitiva del Gobierno argentino encabezada por el viceministro de Economía Gabriel Rubinstein, el jefe de asesores Leonardo Madcur, el vicepresidente del Banco Central Lisandro Cleri, y el Secretario de Hacienda Raúl Rigo. Queda en claro que el debate tiene que ver con los alcances del ajuste fiscal que exige el FMI.
El plazo formal desde la confirmación del entendimiento hasta que lo trate la máxima autoridad del organismo es de unas dos semanas y el Ministerio de Economía había solicitado pagar los vencimientos del corriente mes por 2.700 millones de dólares a fines de julio.
A partir de los inminentes vencimientos y sin dólares para enfrentarlos, existen tres escenarios factibles: que el FMI envíe los fondos suficientes para poder cumplir los pagos comprometidos e impedir la disparada del dólar; que Argentina cumpla sus compromisos utilizando el remanente de yuanes disponibles a partir del Swap con China; y, finalmente, que el país entre en un “default” con el sector privado, lo que implica un enorme costo en términos de riesgo financiero, con su consecuente incremento en el costo de financiamiento internacional.
Las negociaciones entre el FMI y la Argentina para reformular el programa llevan casi tres meses y su dilación está teniendo efectos negativos sobre la economía, con un incremento de los dólares paralelos, aumento de la inflación y empeoramiento de la totalidad de las variables macroeconómicas.