Es por el peso de los impuestos, en particular al consumo, como el IVA, que pagan los 47 millones de argentinos, toda vez que adquieren una mercancía o paguen un servicio. Según una estimación matemática, las familias vulnerables que reciben asistencia estatal a través de planes sociales y subsidios, terminan reintegrando al Estado, la mitad de sus ingresos por el vigente esquema tributario.
El gasto público del Estado nacional se financia en una altísima proporción con los consumos que efectúan las familias pobres e indigentes, que carecen de capacidad de ahorro y deben utilizar la totalidad de sus ingresos mensuales en consumos básicos, que tienen una carga impositiva regresiva y exorbitante, al punto que, según una ponderación económica, alrededor de la mitad de lo que todos contribuyentes consumen, son impuestos.
Según una fuente consultada por Radio Up, el 80 por ciento del gasto público en Argentina se financia de los pobres, y más aún, de los indigentes, puesto que cuando un indigente compra algo la mitad de ese producto es impuestos. De acuerdo con un especialista en materia tributaria, con el presente esquema fiscal, hay 47 millones de argentinos que financian la asistencia social de unos 2 millones de pobres e indigentes.
“Cuando tenés un sistema de imposición al consumo aberrante (como el vigente), que financia el 80% el Estado, una familia tipo que gana 100 mil pesos en blanco y para rebuscarse entre todos ganan 90 mil pesos en negro y reciben planes por 60 mil pesos (unos 250 mil pesos de ingresos mensuales), apenas sobrevive. Con esos ingresos no van a poder ahorrar y tendrán que destinar toda esa suma al consumo”, señaló la fuente, añadiendo que de ese total “la mitad de lo que compra son impuestos”,
De acuerdo con ese cálculo, la familia pobre o casi indigente que cuenta con 250 mil pesos de ingresos, paga (reintegra al Estado) 125 mil pesos, a través del Impuesto al Valor Agregado (IVA) y otras alícuotas nacionales, provinciales y municipales. Entonces, cuando “la gente cree que les dieron 60 mil pesos de regalo”, en realidad, caen víctimas de un “espejismo” y de un “gatopardismo”.
Al contrario, con el esquema impositivo vigente, el Estado le sacó 125 mil pesos a esa familia pobre y les dio 60 mil pesos en planes sociales. “Eso es el peronismo populista”, sentenció la fuente consultada, advirtiendo sobre los problemas que acarrea la perpetuación de los planes sociales concebidos y funcionando en un esquema impositivo regresivo.