Hoy, 4 de septiembre, se conmemora en Argentina el Día del Inmigrante, una fecha que, contrariamente a lo que muchos podrían suponer, no rememora los movimientos migratorios masivos de principios del siglo XX, sino que tiene su origen en 1812, durante el Primer Triunvirato.
Así lo explicó la Dra. Cecilia Gallero, historiadora y docente, quien dialogó con “El País de la Libertad” de Radio Up 95.5 y ofreció una perspectiva profunda sobre esta conmemoración y la historia de la inmigración en el país.
“La fecha no hace referencia a las grandes olas migratorias de europeos hacia nuestro territorio, sino al decreto del Primer Triunvirato, que en 1812 invitó a individuos de todas las naciones y a sus familias a establecerse en el país”, explicó Gallero.
Sin embargo, en la constitución de 1853, se especifica un cambio de enfoque: “Para entonces, se decidió fomentar la inmigración europea, especialmente de aquellos países anglosajones y germánicos, siguiendo la visión de Alberdi y otros ideólogos de la época”.
Gallero subrayó cómo el sistema educativo argentino tiende a idealizar la inmigración, omitiendo aspectos clave de las relaciones interétnicas que se dieron en aquellos tiempos. “Se nos enseña que los inmigrantes llegaron a un desierto, entre comillas, que había que poblar y hacer progresar, borrando la existencia de las personas que ya estaban aquí, como la población criolla e indígena”, reflexionó la historiadora.
Uno de los puntos más interesantes de la charla con Gallero es la dualidad entre la integración y el olvido cultural. Aunque en Misiones, por ejemplo, muchas familias aún cocinan platos típicos, estos alimentos son raramente encontrados en restaurantes locales. “Lo común es que la gente pida una milanesa con papas fritas. Es parte de una globalización que ha borrado en gran medida la diversidad culinaria en los espacios públicos”, comentó.
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En cuanto a la lengua, Gallero recordó cómo los idiomas de los inmigrantes fueron silenciados en el ámbito público y educativo. “Para la década del 40, el gobierno argentino cerró todas las escuelas de idiomas extranjeros, y estos pasaron a hablarse solo en el ámbito familiar”, explicó, mencionando la creación de la Comisión de Actividades Anti-Argentina como una de las fuerzas impulsoras de esta prohibición.
La historiadora también reflexionó sobre la diferencia en la percepción y el trato hacia los inmigrantes europeos en comparación con los inmigrantes de países limítrofes. “En la Constitución de 1853 se hace referencia explícita a la inmigración europea. Además, la Ley Avellaneda de 1876 solo consideraba inmigrantes a aquellos que llegaban en barco, relegando a los que ingresaban por tierra al estatus de extranjeros”, detalló.
Para Gallero, este tipo de conmemoraciones nos invita a reflexionar no solo sobre la historia, sino también sobre el contexto en el que fueron creadas. “Cuando en 1949 se decreta el Día del Inmigrante de manera oficial, se hace un año después de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU, que reconocía el derecho a migrar como un derecho humano”, añadió, recordando la importancia de analizar el porqué de las fechas y su significado.
Finalmente, Gallero dejó una reflexión sobre la diferencia en el valor otorgado a los inmigrantes según su origen: “Aún hoy no valoramos de la misma manera a un inmigrante europeo que a uno que viene de países vecinos como Paraguay o Bolivia. Es un tema pendiente en nuestra sociedad”.