Desde 1949, el 4 de septiembre se celebra el “Día Nacional del Inmigrante”. Esta fecha fue establecida por el Decreto N.º 21.430, durante la presidencia de Juan Domingo Perón, en conmemoración al día en que, en 1812, el Primer Triunvirato firmó el primer decreto fomentando la acogida en nuestro país “a los individuos de todas las naciones y a sus familias que deseen fijar su domicilio en el territorio”.
En este día se honra el aporte histórico y cultural que las y los inmigrantes tuvieron y tienen en la Argentina. En sintonía con la identidad intercultural argentina, se fomenta la integración de las personas migrantes y refugiadas en el país.
Desde entonces y hasta nuestros días, la Argentina ha conformado su identidad como un país de migrantes, cuya identidad capitaliza y valora las identidades de todas las personas migrantes que eligen vivir en su tierra.
Este espíritu fue incorporado en la Ley Nacional de Migraciones sancionada en el año 2003, la cual reconoce el derecho humano a migrar y fomenta la inclusión plena de todas las personas migrantes garantizando una igualdad de trato y acceso igualitario a servicios sociales, bienes públicos, de salud, educación, justicia, trabajo, empleo y seguridad social, como así también cumplir con sus obligaciones.
Este paradigma no se ha extendido a nivel global. En muchos lugares del planeta, las personas migrantes no son considerados sujetos de derecho, impidiendo su acceso al mercado formal de trabajo, servicios de salud y educación, entre otros. Existen muchos países cuya política se centra en crear cada vez más muros y trabas para el ingreso y permanencia de los migrantes en su territorio.
El resultado es que cada vez más migrantes pierden sus vidas tratando de cruzar una frontera internacional, y las redes de tráfico y trata de personas se aprovechan de su condición de vulnerabilidad.
Los primeros inmigrantes que llegaron a las tierras coloradas de la selva misionera fueron polacos y ucranianos que procedían de Galitzia, cuyos descendientes habitan la zona sur de la provincia. Luego se sumaron grupos de alemanes, que predominan en las ciudades y colonias del norte; y escandinavos y rusos, ubicados en el centro.
Se estima que poco más de 150 mil personas que residen en la provincia de Misiones son extranjeras. Esta situación generó una conjugación de culturas única en toda la Argentina, la cual tiene marcada influencia sobre las costumbres, credos y gastronomía del lugar.
Por ejemplo, los alemanes dieron continuidad a sus cervezas artesanales y se destacan por la elaboración de carnes ahumadas, embutidos, fiambres a base de cerdo, comidas con repollos y panes de centeno. En tanto, los brasileños presentan sus infinitas recetas a base de arroz, harina de mandioca y carne porcina
(Con información de ámbito financiero)