Lo admitió el doctor en semiótica Froilán Fernández, quien subrayó que la “alfabetización inicial no fue de realmente exitosa o no se sostuvo a lo largo del tiempo, y entonces tenemos grandes problemas para la comprensión y la interpretación de textos que afectan, por supuesto, a los resultados educativos en general”. Además, destacó la escritura como la tecnología que sirve de base al desarrollo de todos los posteriores desarrollos tecnológicos.
La alfabetización quedó a medio camino en la provincia, el país y el mundo, según lo muestran las investigaciones sobre educación, que están constatando que una gran cantidad de personas que están alfabetizadas, carecen de capacidad de comprender los textos que leen, lo que coarta su desarrollo técnico profesional. Al respecto, del doctor en semiótica Froilán Fernández, consideró que ya no alcanza con la alfabetización inicial, porque los niveles de analfabetismo son bajísimos pero los problemas de lecto-comprensión e interpretación son bastante elevados.
“La alfabetización supone múltiples desafíos, que tienen que ver con básicamente la apropiación de un de una serie de técnicas, de instrumentos, vinculados con una forma de trabajar el lenguaje específicamente. Y eso para todo ser humano es un desafío en sí mismo, y que una comunidad pueda enseñar a leer y a escribir implica un gran desafío para la comunidad, transmitir eso y ser exitoso. La enseñanza, en la lectura y la escritura, es fundamental para que una persona después pueda desarrollarse en la sociedad, insertarse en el mundo laboral, el mundo académico, sobrevivir en la vida cotidiana, en una cultura tan compleja como la nuestra”, comentó Fernández al programa “El País de la Libertad”.
“Por supuesto, que nuestra provincia, la alfabetización es aún más desafiante por las particularidades que tiene enseñar español le la lengua estándar, el español estandarizado, a leer y escribir en esa lengua, en un contexto de plurilingüismo, donde aparecen otras lenguas mayores como el guaraní, el portugués, pero también están la lengua de la inmigración, que atraviesa nuestra historia, nuestra memoria. Y que forman parte de la vida cotidiana de los niños que llegan a la escuela. Esa particularidad no se puede desatender en Misiones”, subrayó el investigador.
Al ser consultado sobre si hay una correlación entre el atraso económico de una región y los niveles de alfabetización, Fernández aclaró que “la alfabetización es un tema que atraviesa todas las clases sociales, todos los niveles socioeconómicos”.
Y replicó: “los diagnósticos, no solo en Argentina, sino también a nivel mundial, muestran que la alfabetización inicial hoy y la alfabetización en general es un paradójico campo en el que hay que trabajar. Nunca tuvimos tanta población alfabetizada, pero al mismo tiempo todos los resultados de evaluaciones, de investigaciones, muestran que esa misma población alfabetizada cuando llega a ciertos niveles educativos, como la escuela secundaria o la universidad, no puede comprender los textos que lee, tiene muchas dificultades de comprensión de los textos que lee”, argumentó.
“Con lo cual, lo que estamos viendo es que la alfabetización inicial no fue de realmente exitosa o no se sostuvo a lo largo del tiempo, no se le dio continuidad a lo largo del tiempo, y entonces tenemos grandes problemas para la comprensión y la interpretación de textos que afectan, por supuesto, a los resultados educativos en general”, subrayó el científico.
En cuanto a la paradoja de la incorporación de las tecnologías en la vida cotidiana, donde los usuarios tienen problemas para leer y escribir por lo que optan por comunicarse con mensajes de audio, Fernández insistió que “los avances tecnológicos de las últimas décadas, que tienen que el acceso a un dispositivo en donde la información está circulando permanentemente, y que además remite a modos de comunicarnos, es un problema para la escritura, pero al mismo tiempo debería ser un una un facilitador de la escritura. Es decir, que yo creo que la tecnología por sí misma, no define o no afecta los procesos (de alfabetización)”, precisó.
“En realidad, el tema es siempre pensar cómo se usa la tecnología en determinados espacios institucionales. En este caso, la escuela, que un lugar que tiene el mandato de enseñar a leer y escribir en una lengua oficial, cómo se la utiliza, cómo se la incorpora para, este, para poder enseñar la lengua”, puntualizó.
Al respecto, Fernández destacó el papel de la escritura en el desarrollo de las tecnologías que vinieron después de esta invención que se remonta al año 4000 ANE (Antes de Nuestra Era) “Creo que tenemos que reivindicar la tecnología de base, que la tecnología primaria que sostiene todo, que es la escritura. La escritura es una tecnología. Cuando la humanidad inventó la escritura, en realidad no solo inventó un código, un lenguaje, sino una serie de herramientas y de procedimientos para utilizar ese ese lenguaje. Y entonces eso, esto es una tecnología, y es una tecnología de base que sostiene toda las otras tecnologías”, puntualizó.
“Es decir, que uno puede, uno puede, computadora en la escuela, el celular en la escuela, puede repartir computadoras y celulares, está muy bien hacerlo. Creo que eso es un gran salto, un cualitativo salto para el para los estudiantes que tengan acceso a la tecnología, pero si no trabaja de manera sostenida, consistente, el alfabetización inicial, el uso de esa tecnología, de esos dispositivos va a ser totalmente superficial. Porque la apropiación de la escritura está en la base del desarrollo de esas otras tecnologías”, reiteró el lingüista.
Por último, Fernández destacó el rol de la familia en la alfabetización, que siempre es importante, y “sobre todo, (que la familia) valore el papel que tiene la escuela en la vida de una persona, para su posterior desarrollo social y n la la famosa movilidad social ascendente en Argentina. La escuela tiene un papel fundamental, tiene un mandato institucional que es el mandato de enseñar determinados conocimientos y saber y prácticas que le permitan a esa persona desarrollarse, incorporarse a determinados mundos laborales, académicos, sociales en general”, destacó.
En esta línea, Fernández reivindicó “ese papel (alfabetizador) que tuvo la escuela en su momento, más allá de los orígenes de las personas, los orígenes familiares de las personas y el acceso que las personas tuvieron a determinados bienes culturales en su familia. La escuela fue capaz de suplantar las deficiencias que por ahí estaban en la familia, por el nivel socioeconómico, por el contexto cultural, y fue muy exitosa en procesos alfabetizadores que hay que reivindicar”, insistió
Sin embargo, advirtió que “la alfabetización no puede ser algo que cambie constantemente, No hay alfabetización disruptiva, creo que la alfabetización es un proceso que tiene que dar sin continuidad, con hábitos que hay que incorporar permanentemente y entrenar para que ese sujeto pueda aprender a leer, y después seguir su vida estudiando, trabajando”, concluyó.