El Senado de la Nación Argentina se encuentra debatiendo la creación de un área protegida denominada Agujero Azul, en una iniciativa que apunta a salvaguardar el lecho y subsuelo marinos. Este proyecto, que ya cuenta con media sanción de la Cámara de Diputados, busca proteger la biodiversidad en un sector clave del Atlántico sur, y limitaría la pesca de arrastre en esa zona.
En este sentido, “El País de la Libertad” de Radio Up 95.5 dialogó con Germán Palé, geógrafo y especialista en áreas protegidas costero-marinas de la Fundación Vida Silvestre, quien detalló la relevancia de esta propuesta.
Según explicó el especialista, el área en cuestión se encuentra en los límites de la Plataforma Continental Argentina, donde también reposan los restos del submarino ARA San Juan. La iniciativa no solo tiene un componente simbólico por el homenaje a los marinos fallecidos, sino también una gran importancia ambiental, al enfocarse en la conservación del lecho marino.
Palé señaló que esta área protegida tiene como objetivo proteger el fondo del mar, a diferencia de otras áreas que protegen la columna de agua. “Lo que se protege es el fondo, es decir, lo que la Argentina tiene la posibilidad de proteger es el fondo”, explicó Palé, destacando que la Nación tiene “el reconocimiento internacional de que los derechos de aprovechamiento y de protección del fondo están delegados en la Argentina”.
Esto es especialmente relevante porque más allá de las 200 millas de la costa, los derechos sobre la columna de agua son compartidos internacionalmente, pero sobre el subsuelo recaen exclusivamente en Argentina.
“La importancia de este proyecto radica en que se trata de una protección bentónica, es decir, del lecho marino, lo que incluiría evitar la pesca de arrastre de fondo, una práctica que actualmente no está restringida y que daña gravemente los ecosistemas marinos”, puntualizó Palé.
El desafío de conservar los océanos
Según indicó Palé, en los últimos 15 años, Argentina avanzó en la protección de sus espacios marinos. “Hoy estamos en valores cercanos al 8% de nuestros espacios marítimos protegidos, lo cual se acerca mucho a una ambición que fue planteada como meta para el año 2020: tener el 10% del mar protegido”, señaló Palé, destacando los avances significativos del país en este aspecto.
Sin embargo, este avance no ha sido sin esfuerzo. Según el experto, la protección marina ganó protagonismo en el siglo XXI, algo que históricamente no fue acompañado como en las áreas terrestres. En este sentido, “Agujero Azul” representa un paso más hacia la meta de conservar el Patrimonio Natural Argentino, especialmente en zonas donde la biodiversidad es particularmente rica.
Por otra parte, Palé destacó las características geográficas únicas de la zona. “A partir de las 200 millas, la pendiente del fondo marino es mucho más abrupta, descendiendo de los 200 a más de 5.000 metros en muy poca distancia”, lo que genera una serie de ecosistemas marinos que albergan una alta concentración de biodiversidad.
Este fenómeno es intensificado por la interacción entre la Corriente de Malvinas, una corriente fría que discurre por el borde de la plataforma, y las aguas más cálidas y superficiales, lo que crea “una alta productividad, que genera una gran concentración de fauna para alimentarse”.
Además, Palé comparó estos ecosistemas con “bosques animales”, donde la vida marina se desarrolla de manera similar a los arrecifes de coral tropicales. “Son ecosistemas muy vulnerables. La actividad de pesca con redes de arrastre de fondo rompe estos fondos, que llevan muchos años en formarse y no se regeneran en tiempos humanos», explicó.
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Respecto a la gestión de la protección de un área tan alejada de la costa y de difícil acceso, Palé remarcó que la presencia humana directa no es necesaria: “No es necesario imaginarse un guardaparque con traje de neopreno”, apuntó. Según él, la vigilancia se llevaría a cabo mayormente a través del monitoreo de la actividad pesquera, en particular de las flotas internacionales que operan en la zona. “En general, en ese sector no son rutas de tránsito marítimo muy frecuentes, pero sí hay actividad pesquera, sobre todo de flotas extranjeras”, detalló.
La creación de un área protegida bentónica podría impedir la pesca de arrastre, pero no afectaría otras actividades pesqueras, como la captura de calamar, que utiliza artes de pesca específicas y no dañinas para el fondo marino.
Por último, Palé afirmó que el proyecto de Agujero Azul es un avance significativo para la conservación de los espacios marinos de Argentina. “De aprobarse, Argentina estaría dando un paso importante no solo en la protección de su patrimonio natural, sino también en la defensa de sus derechos sobre el lecho marino”, concluyó Palé.