Elon Musk y Donald Trump rompieron su alianza y desataron una batalla pública que sacude la política y los mercados. Todo estalló cuando Musk apoyó en X un pedido de juicio político contra Trump y sugirió que el presidente sea reemplazado por el senador J.D. Vance. “Yes”, escribió Musk, encendiendo la mecha.
Trump no tardó en responder. En plena reunión con el canciller alemán, expresó su decepción y amenazó con cortar todos los contratos gubernamentales con SpaceX y Starlink. “La forma más fácil de ahorrar miles de millones es cortar los subsidios a Elon”, publicó en Truth Social.

El cruce escaló rápido. Musk desafió: “Adelante, haceme el día”, y fue más allá al insinuar que Trump figura en los archivos secretos del caso Jeffrey Epstein. “Donald Trump está en las listas de Epstein. Esa es la razón por la cual no se hicieron públicos”, disparó Musk en X, sumando tensión a una pelea que ya era feroz.
La disputa llega pocos días después de un último encuentro privado en la Casa Blanca, donde Trump le entregó a Musk una llave simbólica por su gestión en el Departamento de Eficiencia Gubernamental. Pero la sintonía se quebró cuando Musk calificó de “abominación repugnante” el nuevo proyecto fiscal de Trump y criticó la reversión de créditos fiscales para autos eléctricos, medida que golpea a Tesla.

Trump endureció su postura. Retiró la nominación de Jared Isaacman, propuesto por Musk para la NASA, y lo llamó “un absoluto demócrata”. Musk retrucó: “Sin mí, Trump habría perdido la elección. Qué ingratitud”.
El conflicto impactó en los mercados: las acciones de Tesla cayeron más del 10%. Mientras tanto, aliados de ambos intentaron mediar, pero la acusación de Musk sobre Epstein marcó un punto de no retorno.
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La guerra entre Musk y Trump se libra en redes sociales y en los despachos de poder, con acusaciones cruzadas, amenazas económicas y un trasfondo de intrigas políticas. El futuro de sus empresas y su influencia política queda ahora bajo una enorme incógnita.