Se trata del inciso “h” del artículo 4 (Capítulo II) del proyecto, que otorgaba al presidente Javier Milei, la facultad de disolver estos fondos que fueron calificados de “cajas negras” para escapan a los controles fiscales del Estado. Fue el primer punto en el que el diputado radical que llegó al cargo como parte de Juntos por el Cambio empezó a mostrar disidencias con el proyecto que había votado afirmativamente en general.
Eran las 17.19 hs. del martes 6 de febrero, cuando en plena votación de incisos del proyecto de ley “Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos” cuando el diputado nacional por Misiones, Martín Arjol (UCR – Juntos por el Cambio) votó en contra del inciso “h” del artículo 4, incluido en el Título I, Capítulo II, del proyecto impulsado por el presidente Javier Milei, referido a los fondos fiduciarios. Fue el comienzo de una seguidilla de votos contra incisos de la iniciativa “libertaria” que iban a desembocar en la decisión del oficialismo de retirar el proyecto para que vuelva a comisión, con la consecuente pérdida de la media sanción en general. Luego apareció la lista de “traidores” que según Milei “votaron en contra del pueblo” en el que también figura la diputada “puertista” (también dentro de Juntos por el Cambio, Florencia Klipauka.
De hecho, el voto negativo de Arjol coincidió con el de los diputados nacionales del Frente de la Concordia, Carlos Fernández, Daniel Vancsik, Alberto Arrúa y Yamila Ruiz, que responden a la conducción política del gobernador Hugo Passalacqua y del diputado provincial y presidente del partido, Carlos Rovira. Fue la primera disidencia de Arjol con la iniciativa que había votado afirmativamente en la votación del proyecto en general, junto a todos los diputados por Misiones, en la semana previa, el 2 de febrero. Así comenzó la debacle del proyecto que fue enviado a comisión para recomenzar su tratamiento desde foja cero, como si nunca se hubiera debatido.
El inciso que apuntaba a una de las cajas de los gobernadores
En concreto, el artículo 4° de la Ley Ómnibus, en su inciso “h”, otorgaba al Ejecutivo la facultad de “transformar, modificar, unificar o eliminar fideicomisos o fondos fiduciarios públicos creados por normas con rango legal, inclusive los destinados a subsidios, revisar su procedencia y destino para lograr una mayor racionalidad, eficiencia, eficacia, transparencia y control del uso de recursos públicos”.
Los fideicomisos públicos o fondos fiduciarios son herramientas que habilitan la transferencia de activos a una entidad fiduciaria, que se encargará de administrar dichos fondos, comúnmente utilizados para el financiamiento de obras y proyectos. En un esquema simplificado, el Poder Ejecutivo (a través de Ministerios u otros organismos del Estado que ofician de fiduciantes), transfiere bienes o fondos a entidades (fiduciarias), a fin de que gestionen dichos fondos en beneficio del primero.
Si bien los términos de este acuerdo están detallados en el contrato del fideicomiso, se suele cuestionar su aplicación para la gestión de los fondos públicos, debido a la falta de auditorías rigurosas sobre los recursos transferidos y la forma en que finalmente se gestionan las sumas millonarias. Entre los 28 fondos fiduciarios existentes a la fecha, figuran el Procrear (Fondo Fiduciario Programa Crédito Argentino del Bicentenario para la Vivienda Única Familiar), el del Sistema de Infraestructura de Transporte, el Foncap (Fondo de Capital Social), el FRAO (fondo para la recuperación de la actividad ovina), el del programa Hogares con Garrafa (Hogar), el fondo para la Vivienda Social, o el de la Cobertura Universal de Salud, entre otros.
El primero de estos fondos –el Foncyt, Fondo Fiduciario para la Promoción Científica y Tecnológica– fue creado en 1990. Durante los gobiernos kirchneristas, se crearon 10 fondos fiduciarios, y durante el gobierno del expresidente Mauricio Macri, surgieron 9 más.
¿Un realineamiento de Arjol dentro de su propio bloque?
El dato de la votación de Arjol no es menor en el plano político: los fondos fiduciarios afectan a los intereses de las provincias y fueron uno de los puntos de discordia entre los gobernadores y el presidente Javier Milei, que esta semana ratificó que buscará eliminarlos por decreto, por tratarse de “cajas negras” sobre las que no existe ningún control. Esos fondos fiduciarios alcanzarían los 2 mil millones de dólares anuales. De ahí se explica que los diputados renovadores rechacen el mencionado inciso. Pero sorprendió la postura de Arjol, que fue contraria a la que asumieron la mayoría de los diputados radicales del bloque que comanda Rodrigo De Loredo.
En el bloque radical de la Cámara de Diputados, formalmente hay un presidente (De Loredo), pero un grupo de diputados responde a la conducción del diputado Facundo Manes. Estos votaron en contra del citado inciso “h”, empezando por el propio neurocientífico. También votaron contra el inciso que ponía en riesgo los fideicomisos, el economista Martín Tetaz, la santacruceña Roxana Reyes, y el mendocino Julio Cobos, entre otros. Fueron 12 votos de radicales –incluido Arjol– los que aportaron a los 142 votos negativos por los que cayó este inciso. Y Arjol pertenece al grupo de diputados que responden a la conducción de De Loredo, quien votó a favor del ahora famoso inciso “h” .