Así lo manifestó Fátima Escobar, médica oncóloga clínica del Instituto Misionero del Cáncer, en el programa “El país de la libertad” donde señaló que la tasa de supervivencia puede ser tan baja como el 30%, lo que subraya la urgencia de mejorar los métodos de detección y tratamiento.
En Argentina, cada 8 de mayo se enciende la conciencia sobre el cáncer de ovario, una enfermedad que afecta a miles de mujeres en el país. Según las últimas estimaciones, se detectan alrededor de 2,200 casos nuevos cada año. En Misiones, durante los últimos 6 años, se registraron 20 casos de cáncer de ovario.
Escobar explicó que “el cáncer de ovario se desarrolla principalmente en mujeres mayores, con un pico de incidencia entre los 50 y 60 años” debido a los niveles exposición de estrógeno, por otro lado, los antecedentes familiares de primer grado con tumores ginecológicos, cáncer colorrectal y mutaciones genéticas, también pueden ser factores de riesgo.
Los síntomas del cáncer de ovario pueden ser inespecíficos y a menudo se confunden con otras afecciones médicas. Algunos de estos síntomas incluyen la presencia de distensión abdominal, dolor en el área pélvica o abdominal, dificultad para comer o sensación de saciedad temprana, cambios en los hábitos intestinales como estreñimiento, y la necesidad frecuente de orinar.
En la actualidad no existen pruebas de detección temprana para el cáncer de ovario, lo que dificulta aún más el diagnóstico precoz de esta enfermedad.
Además señaló la importancia de la detección temprana, aunque suele ser silente en sus etapas iniciales, lo que dificulta su diagnóstico precoz.
Generar conciencia para salvar vidas
Al abordar el impacto en la calidad de vida de los pacientes, Escobar resaltó los desafíos físicos y emocionales que enfrentan día a día los pacientes “experimentan una disminución en su estado general de salud”.
De acuerdo con las proyecciones de GLOBOCAN 2022, se estima que para el año 2050, el número de mujeres diagnosticadas con cáncer de ovario en todo el mundo aumentará en más del 55%. Esta escalada en la incidencia subraya la urgencia de una difusión amplia de información y un abordaje adecuado de esta patología.
Para enfrentar esta enfermedad, es esencial contar con equipos médicos altamente especializados y centros de alta complejidad. El tratamiento del cáncer de ovario abarca un enfoque multifacético que incluye cirugía radical, quimioterapia y, en ciertos casos, quimioterapia intraperitoneal hipertérmica (HIPEC).
Esta última resulta nociva para la salud de la víctima, por los efectos secundarios, como náuseas, vómitos y dolor abdominal, deshidratación, que son solo algunos de los síntomas que complican la vida diaria de quienes luchan contra esta enfermedad.
Si bien el cáncer de ovario presenta desafíos significativos, la médica destacó la importancia de la conciencia y la atención médica regular “Es fundamental que las mujeres se sometan a controles periódicos con sus ginecólogos” apuntó.
El cáncer de ovario, lamentablemente, no se puede prevenir y, en la mayoría de los casos, se diagnostica en etapas avanzadas. En estas circunstancias, la cirugía se lleva a cabo principalmente para obtener una biopsia y comenzar la quimioterapia.
El objetivo inicial es reducir la enfermedad antes de considerar una cirugía más extensa, que implica la extracción del útero, ovarios, trompas de Falopio, epiplón y ganglios linfáticos.