El 16 de abril marca el Día Mundial contra la Esclavitud Infantil, una fecha de reflexión sobre los derechos fundamentales de la infancia y la lucha contra la explotación de los niños y niñas en todo el mundo. Este día nos recuerda la urgente necesidad de proteger a los más vulnerables y garantizar un futuro seguro y libre para esta etapa de vida.
El Día Mundial contra la Esclavitud Infantil tiene sus raíces en el trágico destino de Iqbal Masih, un niño de tan solo doce años asesinado en Pakistán en 1996, mientras andaba en su bicicleta fue asesinado de un disparo. Desde la temprana edad de 4 años, Iqbal fue explotado en fábricas de alfombras donde trabajaba más de 12 horas, pero a los diez años se unió valientemente a un grupo de activistas para luchar contra la explotación infantil.
Su valiente resistencia inspiró a otros niños y niñas a levantarse contra la injusticia y llevó al cierre de muchas fábricas que se beneficiaban de la mano de obra infantil.
En América Latina, la realidad es alarmante, más de 12 millones y medio de niños, niñas y adolescentes se ven obligados a trabajar en condiciones de explotación, con el 77% realizando labores peligrosas. A pesar de los esfuerzos legislativos y los acuerdos internacionales que garantizan los derechos de la infancia, muchas empresas continúan violando estos derechos básicos, poniendo en riesgo la salud, la educación y el bienestar de miles de niños y niñas.
La trata de personas y la explotación sexual infantil son manifestaciones especialmente atroces de esta realidad, que niegan la libertad y el desarrollo de las vidas de los más jóvenes. La explotación se aprovecha de su vulnerabilidad, sus necesidades y, en ocasiones, de su etapa crítica de desarrollo psicológico, causando daños profundos en su integridad física y mental.
En este día, se honra la memoria de Iqbal y de todos los niños y niñas que fueron víctimas de la esclavitud infantil. Esta fecha compromete a la sociedad a seguir luchando por un mundo donde cada niño y niña pueda crecer en libertad y dignidad, protegidos de toda forma de explotación y violencia. Es un llamado a la acción, a la prevención y a la concienciación, para renovar nuestro compromiso diario con la defensa de los derechos de la infancia y la adolescencia.