Las recientes medidas de desregulación impulsadas por el ministro de Desregulación y Transformación del Estado de la Nación Argentina, Federico Sturzenegger, han generado un impacto significativo en la industria textil y de indumentaria. Uno de los principales efectos ha sido la reducción del costo de importación de prendas.
Uno de los principales efectos ha sido la reducción del costo de importación de prendas, como una remera fabricada en Bangladesh, que pasó de tributar 1,05 dólares a solo 0,6 dólares tras la baja de aranceles.
El Decreto 236/2025, emitido el lunes pasado, redujo los aranceles de ropa y calzado del 35% al 20%, los de telas del 26% al 18%, y los de distintos hilados del 18% a porcentajes entre el 12% y el 16%. También eliminó el arancel del 10% sobre kits de calzado deportivo y capelladas.
Sin embargo, estimaciones privadas indican que estas reducciones apenas impactarán en los precios internos, con una baja promedio del 3,6%, lo que representará una incidencia mínima del 0,2% en el Índice de Precios al Consumidor (IPC).

El sector textil local ya está sintiendo los efectos de la apertura comercial. Las marcas Vitamina y Uma, ambas pertenecientes a la misma empresa, han cerrado sus locales en los principales shoppings de Buenos Aires. En un comunicado publicado en Instagram, Vitamina anunció el cierre tras finalizar su colección SS2025.
El impacto en la industria es preocupante, ya que el sector genera alrededor de 539.000 puestos de trabajo en toda su cadena de valor.
Desde la industria textil alertan sobre la dificultad de competir con los productos importados, especialmente frente a la avalancha de prendas provenientes de Asia.
Crecimiento exponencial de importaciones
Durante el primer bimestre de 2025, el ingreso de ropa importada aumentó un 136% en unidades en comparación con el mismo período del año anterior. En términos de valor, las importaciones crecieron un 41%, pasando de 9,9 millones de prendas en 2024 a 23,3 millones en 2025, por un total de 90,2 millones de dólares.
Más de la mitad de estas importaciones provino de China (52,4%), con un crecimiento interanual del 192% en volumen y 89% en valor.
Otros países asiáticos también aumentaron su participación: Vietnam representó el 8% de las importaciones (creciendo un 42% en volumen y 84% en valor), Bangladesh el 6,4% (con subas del 191% y 176%), Camboya el 5,4% (60% y 52%) y Pakistán el 4,5% (334% y 271%).
El abaratamiento de la ropa importada contrasta con el alto costo de la indumentaria en el mercado local. Según un estudio de Fundar, en diciembre de 2024 la ropa en Argentina era un 35% más cara que en seis países de la región.
Además, un relevamiento del economista Damián Di Pace reveló que vestir a un hombre con jeans, camiseta, zapatillas y perfume en Argentina cuesta aproximadamente 3.110 dólares, mientras que la misma indumentaria en EE.UU. costaría 1.049,86 dólares, en Chile 480,58 dólares, en Paraguay 594,68 dólares, en Brasil 610,08 dólares y en Uruguay 751,22 dólares.
Ante esta situación, muchos consumidores optan por viajar a países vecinos para comprar ropa a precios significativamente más bajos.
Un cálculo indica que despachar valijas grandes desde Chile con indumentaria comprada en liquidaciones puede significar una ganancia de hasta 4.000 dólares, considerando un gasto inicial de entre 1.000 y 1.500 dólares en ropa y un pasaje ida y vuelta de 280 dólares.
Perspectivas y desafíos
La combinación de aranceles reducidos, un dólar relativamente barato y el aumento de costos internos, como alquileres y servicios, pone en jaque a la industria local.
Mientras las importaciones continúan en ascenso, la producción nacional enfrenta serias dificultades para mantenerse competitiva.
El desafío del gobierno será equilibrar la apertura comercial con la protección de la industria y los empleos nacionales, en un contexto donde la confianza en las políticas económicas sigue siendo incierta.
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Fuente: (Noticias Argentinas)