Mitre le ganó 2-1 a Guaraní Antonio Franco, en Villa Sarita, y se puso adelante en la serie de octavos de final del Regional Federal de fútbol. La revancha se jugará el 5 de enero en Rocamora. El arbitraje del obereño Agli favoreció claramente a la visita.
A los 10 minutos del primer tiempo el partido se desnaturalizó, Marcelo Olivera, experimentado delantero de Mitre le pegó un brutal cabezazo en el rostro al juvenil Benitez de La Franja y el obereño Agli, juez del partido, en una decisión inentendible le mostró la rojo a los dos.
A partir de ese momento la cancha quedó inmensa y el partido ya no fue normal. En un cotejo parejo en donde no pasaba nada, sin un dominador, en la última bola del primer tiempo y luego de pasar un minuto, el tiempo adicionado marcado por Agli el volante auriazul Iván Esquivel la puso en el ángulo más lejano de Franco y MItre se fue a los vestuarios.
Ya en el complemento la Franja fue a buscarlo, pero otra vez Agli fue protagonista tras cobrar un penal inexistente, Richard Rodríguez capturó un rebote cerca del área, disparó al arco y la pelota rebotó en el muslo de un jugador de Guaraní y el paupérrimo juez vio penal, pese a la súplica de todo el plantel local.
Julio César Cáceres canjeo el regalo por gol y el 2-0 allanaba el camino Auriazul, pero con el empuje de su gente, Guaraní descontó a los 19′. Fue el delantero Lucas Velázquez el que se sacó una marca de encima y disparó cruzado dejando sin chances a Bachke.
Pero el arbitraje de Mariano Agli iba a tener un último punto de incidencia determinante en el partido, cuando el chiquitín Mendez bailó a la defensa de Mitre ingresó al área recibió un nítido foul, era penal y posibilidad de parda, pero el obereño miró para otro lado y aplicó el siga siga.
Mucho premio para Mitre que con un presupuesto millonario, varias veces superior al de Guaraní, se llevó el primer chico, probablemente sin merecer y jugando un fútbol muy mezquino, ya que luego del 2-0 podría haber liquidado la serie, que sigue abierta, pese a la barbaridades de Agli, principalmente por el temperamento de jugadores y el empuje de su gente.