En medio de una creciente tensión, los conductores de Uber en la ciudad de Posadas denuncian una escalada en las persecuciones por parte de taxistas y autoridades de tránsito locales. En las últimas semanas, la situación alcanzó niveles preocupantes, con estrategias aparentemente coordinadas para «cazar» a los conductores de la plataforma de transporte.
Según informes, los trabajadores afirman que están siendo sometidos a tácticas de acoso, donde se solicitan viajes en ubicaciones estratégicas para permitir que los inspectores de tránsito municipal puedan intervenir y confiscar los vehículos. Sorprendentemente, esta acción se lleva a cabo en un limbo legal, ya que no existe una ordenanza municipal que avale dichas confiscaciones, lo que genera confusión y preocupación entre los conductores.
«Salimos a trabajar porque realmente lo necesitamos», afirma uno de los conductores afectados, subrayando que para muchos esta actividad representa el principal sustento económico para sus familias o una fuente adicional de ingresos en tiempos de crisis económica. Con un alarmante 57% de pobreza en el país, muchos han buscado en plataformas como Uber una manera de hacer frente a las dificultades financieras, pero la situación en Posadas parece limitar severamente esas opciones.
Resulta llamativo que, a pesar de ser un servicio ampliamente utilizado por diversos profesionales de la ciudad debido a su bajo costo, Uber continúe enfrentando obstáculos significativos. Los conductores agrupados en «Uber Unidos» exigen una pronta atención a este problema por parte del Concejo Deliberante de Posadas y las autoridades municipales, destacando que no están solicitando un subsidio, sino simplemente el derecho a trabajar honestamente.