Así lo expresó Andrea Roxana Belmonte, una mujer que hizo públicas una serie de denuncias contra la empresa provincial de energía, a la que le reclama obras para que llegue el servicio eléctrico a su terreno ubicado a 1.500 metros del centro del pueblo. Hay un acuerdo de electrificación firmado hace 10 años que la empresa incumple, según la denuncia. Fuertes cuestionamientos a Marcial Vera (jefe de la delegación local), a la titular de Energía de Misiones, Virginia Kluka y a la intendenta renovadora Romina Faccio, entre otros.
Una emprendedora que se radicó en Wanda –localidad ubicada a 4 kilómetros de Puerto Iguazú, en el norte de Misiones– en 2021, lleva 3 años viviendo sin luz eléctrica ni agua potable por el incumplimiento de un acuerdo de electrificación firmado por la delegación local y las autoridades de EMSA (Energía de Misiones SA) en 2014, es decir, hace unos 10 años. La mujer, que en su desesperación ya puso en venta el lote ubicado a 1.500 metros del casco céntrico del pueblo, se identificó como Roxana Belmonte y difundió una serie de denuncias fulminantes contra la empresa que preside la renovadora Virginia Kluka, quien no puede estar ajena a la situación de la que sería el principal responsable, y contra Marcial Vera, el jefe de la delegación local de Wanda y propietario de uno de los lotes ubicados en la zona en cuestión.
Cabe recordar que Vera fue concejal de la Renovación en la citada localidad, ahora gobernada por la intendenta Romina Faccio, otra de las apuntadas como responsables en las denuncias.
La carta pública enumera la serie de reclamos que viene haciendo Belmonte para que llegue el tendido eléctrico a su chacra y deja al desnudo la serie de irregularidades en las que estaría incurriendo EMSA, empresa que, según la denunciante, “es sinónimo de desidia e impunidad”.
En una extensa presentación en formato PDF que consta de 13 páginas, Belmonte señala que formula “reclamaciones contra la empresa Energía de Misiones s.a. (EMSA)”, luego de permanecer “10 años a la espera del servicio” y “3 años viviendo a oscuras”. Según la denunciante, el documento es una “exposición de irregularidades”.
Dirigida “a quien tenga ojos para ver”, Belmonte, de 55 años de edad, sostiene que el 28 de diciembre del 2020, en plena pandemia “arribé a la provincia de Misiones a fin de establecerme aquí e iniciar una nueva vida”.
“Tras recorrer varios cientos de kilómetros en busca de terrenos en venta, encontré unos ubicados al norte de la provincia, en la ciudad de Wanda (Depto. de Iguazú) que reunían mis principales características de compra, a saber: escritura (pues la mayoría son tierras fiscales) y costa de arroyo. Se trataba de un barrio en formación ubicado a sólo 1.5 km. del centro de la ciudad cuyo único inconveniente era la falta de tendido eléctrico, motivo por el cual aún no estaba ocupado a pesar de haberse loteado en el año 2014 y vendido la totalidad de los terrenos”, afirma Belmonte en su carta pública.
“Sin embargo, -a este respecto-, la inmobiliaria interviniente en la operación sostenía el inminente re inicio de las obras de electrificación exhibiendo copia de la solicitud de servicio eléctrico presentada ante la empresa EMSA por los propietarios de los diferentes lotes en el año 2014 (hace ya 10 años) y mostrando la existencia de 3 postes de madera colocados al ingreso del predio. Por lo tanto, y de buena fe, adquirí los terrenos” y el 9 de febrero de 2021, “(hace ya 3 años) tomé posesión de los mismos y establecí aquí mi lugar de residencia, convirtiéndome –de esta manera-, en la primera y única habitante permanente del predio. Huelga decir que las obras jamás se reiniciaron”, denunció Belmonte.
En su descripción de lo que vivió durante su estancia en una chacra sin luz eléctrica ni agua potable, Belmonte manifestó que en el curso de “los agotadores e interminables 20 meses que duró la construcción de mi cabaña viví en carpa, -literalmente bajo lona-, afrontando todos los retos que impone el monte selvático-misionero: extenuantes temperaturas veraniegas de 48ºC y de hasta -5ºC durante sus crudos otoños-invernales; lluvias eternas de semanas y de hasta meses de duración que me mantenían aislada del centro de la ciudad en virtud de la inviabilidad de sus accesos a pesar de estar a unas escasas cuadras del mismo”.
“Como es de suponer la falta de energía eléctrica agravaba más mi situación. La vida en medio del monte es una lucha diaria por la supervivencia, por lo que, a pesar de las adversidades, los desafíos y la extrema soledad, logré reunir el suficiente coraje físico que surge de mi fuerza interior para convertir todo lo negativo y ordinario en una extraordinaria experiencia de vida. Obviamente no resulta tan fácil, y decirlo es muy diferente a tener que vivirlo”, expresó la emprendedora.
En un tramo saliente de la denuncia que hizo pública Belmonte reveló que existe un acuerdo de electrificación para la zona de su chacra, que lleva unos 10 años sin ser cumplido por EMSA. De acuerdo con Belmonte, durante estos tres años, participó de reuniones convocadas por la comisión directiva del barrio, “suscribiendo las notas de reclamo contra EMSA que se redactaban a tal fin. En todas ellas participaba activamente el Sr. Marcial Vera, Jefe de la Delegación de EMSA de Wanda quien es, a su vez, propietario del lote 4 de este predio”.
“Una de dichas reuniones llevada a cabo en el Camping de Camioneros (lote 2) contó con la participación del entonces intendente de la ciudad, Sr. Andrés (Cuper), quien se comprometió a trabajar en conjunto con el Sr. Vera a fin de ‘dar una solución rápida y eficiente’ a este problema; solución que nunca llegó”, fustigó Belmonte, añadiendo que con el tiempo, los propietarios se cansaron de reclamar y ante la falta de respuestas, fueron dejando de reunirse.
Acto seguido, Belmonte dijo que continuó con sus reclamos en soledad y reunió la documentación que le fueron proporcionando sus vecinos. “Gracias a dicha documentación pude tomar conocimiento del ‘acuerdo de electrificación’ suscripto por el Jefe Departamental de EMSA de Wanda, Sr. Marcial Vera, y la comisión directiva del barrio en el año 2014; acuerdo incumplido por parte de EMSA sin dar explicaciones al respecto”, recalcó Belmonte.
A sabiendas de la existencia del acuerdo de electrificación, Belmonte solicitó reuniones con Marcial Vera, llegando a concretar dos en la delegación local de EMSA y una tercera en su domicilio. Sin embargo, “las respuestas del jefe departamental a mi desesperada situación siempre resultaron imprecisas y ambiguas puesto que ninguna explicación racional” puede dar cuenta y “definir la inoperancia y la actitud de desidia frente a las necesidades ajenas. De forma lamentable, muchas veces los que ejercen el poder utilizan solo las verdades que les resultan útiles a sus propósitos”, cuestionó la emprendedora.
De acuerdo con Belmonte, en una de las reuniones con Vera, le comentó al jefe de la delegación, su deseo “de elevar mi caso al Ministro de Energía de la provincia, Ing. Paolo Quintana, y solicitarle un equipo de energía alternativa en virtud de la campaña de distribución de paneles solares que el ministro había iniciado a través del sitio web del propio ministerio. Vera se mostró muy dispuesto a colaborar ofreciéndose como intermediario”. No obstante, “nunca tuve respuesta alguna a mi solicitud, ni por parte del ministerio ni de la secretaría de energía”, aclaró la mujer en la denuncia pública.
Según Belmonte, le costó mucho esfuerzo conseguir representación legal para iniciar una demanda legal contra EMSA, por el incumplimiento del servicio esencial en su chacra, pero logró avanzar y envió cartas documento a la empresa, aunque sin conseguir modificación alguna de su situación. En un primer momento, la empresa decidió “ignorar por completo” el reclamo y “tal vez consideró una gran pérdida de tiempo responder a un reclamo tan insignificante y, para ellos, fuera de lugar.”
“Por dicho motivo y tras haber transcurrido más de 20 días de silencio, a instancias de mi abogado presenté una nota de reclamo ante la oficina de EMSA local con resultado negativo pues, -por orden expresa del jefe Marcial Vera-, el empleado de mostrador (o secretario) se negó a recibirla, situación que quedó plasmada en la exposición policial que, acto seguido, procedí a realizar”, detalló Belmonte sobre las maniobras de los empleados de EMSA para evitar consecuencias legales frente al reclamo.
Como no le recibían el reclamo formal en la delegación de EMSA en Wanda, Belmonte envió una carta certificada a la central provincial de la empresa de energía, y al día siguiente, Vera le envió audios telefónicos –según la denuncia– para mostrarse a favor de los planteos. “Éste es el manoseo al que constantemente estamos expuestos. ‘Ellos’ –quienes tienen en el poder de sus manos el brindar soluciones-, toman su carácter y su jactancia de nuestra propia debilidad, pero a la primera señal de fortaleza de nuestra parte intentan excusarse y justificarse poniendo de manifiesto su gran cinismo e hipocresía”.
Belmonte dijo en su denuncia pública que la respuesta de EMSA Central a su carta documento, “rezuma un desprecio apenas velado. Su vergonzoso uso de la imprecación y su propia obstinación por ignorar mis necesidades más básicas no atienden a razones”.
“EMSA recurre a excusas y evasivas con el fin de justificar sus omisiones y desligarse de sus propias responsabilidades sin que exista razón fáctica ni jurídica para ello. Todo lo que menciona huele a violación de cualquier principio ético y expone el terrible símbolo del poder destructor de la impunidad. Sabe que está actuando, en cierto modo, de forma ilegal, pero con el tiempo y la práctica se le endurece tanto el pellejo que termina perdiendo la empatía. Las exigencias que me impone son exorbitantes, y sus vagas justificaciones no son eximentes en la comisión del delito que, considero, está cometiendo”, denunció Belmonte en su carta pública, que está circulando en las redes.
En un tramo saliente de la exposición, Belmonte menciona una “obra de gran envergadura” que EMSA habría referido en su respuesta al reclamo, como una muestra de lo que están haciendo en la zona. Sin embargo, la misma “se reduce a la electrificación de una calle interna de 500 metros (calle única, sin salida, pues converge en el Aº Tupicuá), sobre la cual se extienden los 20 lotes de terreno que conforman este nuevo barrio y que comprenden a 33 familias, toda vez que el lote 1 se sub-divide, a su vez, en 13 sub-lotes”.
Al respecto, Belmonte sugiere que estas obras benefician específicamente a funcionarios y ejecutivos de EMSA, pero, además, ponen en evidencia la selectividad en el uso de los recursos de la empresa estatal – privada. Y recalcó que el cableado está a “300 metros aproximadamente (cruzando mi costa de arroyo) de unas instalaciones de EMSA que, -según comentario extra-oficial de un ejecutivo de la empresa cuyo nombre reservo por el momento-, cuenta con línea de media tensión”.
“Por consiguiente, la inexcusable negativa de EMSA a electrificar un pequeño tramo de 500 metros carece de toda lógica y sustento. Sus desmentidas no son veraces y sus mentiras son tan descaradas que no hacen más que generar el aumento de mis dudas y sospechas sobre los verdaderos motivos de tan renuente negativa”, planteó Belmonte, insistiendo en que la falta de energía eléctrica, abortó el proyecto que tenía de abrir su propio Bar-Restó en la zona.
“No se trata sólo de la obstaculización en el avance de las obras de infraestructura necesarias para iniciar cualquier emprendimiento. La falta de electricidad interfiere, incluso, con el acceso a internet y, por ende, a la publicidad y márketing de cualquier espacio y/o producto que se desee promocionar. Si a esto le sumamos el reto que implica la carga de batería del celular y el costo del paquete de datos que cobran las empresas de telefonía móvil para acceder a internet, la situación se complica aún más. Por dicho motivo y ante la imposibilidad de generar mis propios recursos, me dediqué a buscar trabajo y aún sigo haciéndolo”, confió la emprendedora, añadiendo que la carencia de electricidad, “ha ido diezmando mi patrimonio y dilapidando mis recursos económicos”.
En esta línea, Belmonte comentó que “hasta hace poco disponía que un grupo electrógeno para alimentar una bomba y acarrear agua hasta la casa desde el Aº Tupicuá. Sin embargo, la construcción de la cabaña y los 3 años de uso continuo terminaron dañándolo y hoy me resulta imposible poder repararlo. De todas maneras, ya me estaba costando bastante ponerlo en funcionamiento a causa del alto costo del combustible que conlleva su uso”, amplió la emprendedora, insistiendo en que como depende del arroyo Tapicuá para tareas diarias de limpieza, aseo personal y cocina, lo que considera como “volver en el tiempo” a etapas de desarrollo preindustrial.
“Otro de los desafíos que debo afrontar al carecer de energía eléctrica, es la falta de acceso al agua potable. La Cooperativa de Agua de esta ciudad –a la que se le ha solicitado el servicio-, dejó bien claro que no iniciará obra alguna hasta que el barrio no esté electrificado. Su veredicto fue contundente: ‘Primero la luz, luego el agua’”, añadió Belmonte sobre las penurias que viene soportando desde hace 3 años.
Añadiendo que perdió 15 kilos de peso al no poder consumir alimentos perecederos – que no puede conservar por la falta de electricidad – Belmonte confirmó en su carta que puso en venta su lote hace unos 8 meses. Y remarcó que no lo puede poner en alquiler por la falta de luz y agua potable.
En el tramo final de su denuncia pública, Belmonte apuntó específicamente a quienes considera responsables de la situación, a quienes menciona con nombre y apellido, comenzando por la ultradeficitaria empresa provincial de la energía.
“La provincia de Misiones, a través de sus organismos e instituciones, me ha dado la espalda, y lo ha hecho de la peor manera: consciente y voluntariamente. Todas aquellas personas con grado autoridad, recursos y poder de decisión para cambiar mi situación llevan sobre sus hombros, -en mayor o menor medida-, su propia cuota de responsabilidad”, enfatizó la emprendedora.
Y prosiguió: “Esas personas han vulnerado y pisoteado mis derechos más básicos, derechos inalienables, directa e inherentemente relacionados con el de llevar una vida digna. Todas ellas conocen mi caso; saben que me encuentro en un estado de precariedad absoluta y marginación total, y que me enfrento diariamente a una humillante situación de carencia y aberrante discriminación. No obstante, nada los inmuta”, advirtió Belmonte.
Para la empresaria, la empresa Energía de Misiones SA (EMSA), única proveedora del servicio eléctrico en la provincia, “se consolida como juez y verdugo eludiendo sus propias responsabilidades: obras de infraestructura a fin de brindar un servicio que resulte eficiente, y compromiso con el usuario. Su marcado y acentuado despotismo la hace suponer inmune a los reclamos y/o solicitudes que se le plantean. Ya lo dejó claro en la única respuesta que se dignó a darme: … ‘alimentar de energía eléctrica a mi domicilio y al de algún que otro propietario no es una inversión idónea’, como si acaso no fuera su trabajo.”
Por otra parte, sobre Marcial Vera, el Jefe de la Delegación de EMSA de Wanda, Belmonte sostuvo que “traicionó a sus propios vecinos violando el acuerdo de electrificación suscripto con ellos en el 2014, y es quien hoy se escuda en terceros a fin de ocultar su inoperancia. El relato sobre el cual se apoya para no caerse es el de estar sujeto a las obras de electrificación del Barrio San Francisco sin las cuales, -según él-, proveer de energía a este predio resulta imposible. Sin embargo, cuando firmó el acuerdo hace 10 años atrás esas obras no estaban en los planes de nadie y no existe manera razonable de poder justificar la falta de electrificación de una simple calle interna de sólo 500 metros de extensión ubicada tan cerca de las tomas de líneas principales y del centro de la ciudad, y más teniendo en cuenta que Vera reconoce poseer todos los materiales necesarios para reanudar la obra, tales como postes, cables, crucetas y demás.”
“Tal vez las precarias condiciones en las que se encuentra el tendido eléctrico de la zona no resista nuevas conexiones sin sufrir drásticas caídas de tensión y, por dicho motivo y de manera subrepticia, Vera pretenda endilgar a otros el problema al que se enfrenta: su propia (procrastinación)”, disparó Belmonte en su carta.
Y prosiguió machacando contra Vera: “Sin lugar a dudas, sus 8 años como concejal, su postulación a la intendencia de Wanda, su cargo de maestro, chacrero, entre otras tantas funciones, lo distrajeron de las obligaciones que, -como jefe departamental de EMSA-, debería haber asumido. Se sabe que acceder y mantener un cargo político no es fácil, y su propaganda, por cierto, muy costosa”, lanzó, cáustica, la mujer.
“Tal vez sus compromisos con los ciudadanos de Wanda no perseguían un objetivo en común, sino un medio para alcanzar sus propios fines. No obstante, no me corresponde a mí conjeturar si los recursos destinados a obras de infraestructura eléctrica en la ciudad de Wanda fueron desviados o mal distribuidos. Cada persona, independientemente de su cargo, siempre tendrá sobre su cabeza un superior a quien rendir cuentas, y bien sabemos que, a mayor poder, mayor es la responsabilidad que se asume. Después de todo, el despilfarro se acaba pagando”, advirtió la emprendedora.
Respecto de la Gerente y Presidente de EMSA Dra. Virginia E. Kukla, “está muy al tanto de mi situación y Vera da testimonio de ello. Si recibió información verídica o tergiversada de parte de su subordinado no la exime de la responsabilidad que conlleva su cargo pues, como presidente de la empresa, debió haber tomado los recaudos necesarios para relevar la zona e intentar dar una solución eficiente al problema que se le estaba planteando. En lugar de eso actuó acorde a la empresa que representa: con desidia, desinterés y falta de consideración al ciudadano”, sentenció Belmonte.
Asimismo, la emprendedora radicada en Wanda también señaló como responsables, al “ing. Paolo Quintana, Ministro de Energía; a la Secretaría de Energía y a la Sra. Romina Faccio, Intendente de Wanda, también están al tanto de mi situación, pero nunca se han interesado en ella. Todos deciden desviar la mirada y apartar los oídos”.
“Si bien es este caso estoy reclamando y defendiendo mis derechos, también lo estoy haciendo, -indirectamente-, por todos aquellos misioneros cuyos reclamos no fueron escuchados y por otros que ni siquiera se animaron a formularlos por temor al poder político toda vez que, -según se manifiesta públicamente-, ‘EMSA está muy ligado a él y prácticamente son los mismo’”, manifestó Belmonte.
Por último, Belmonte cerró su denuncia con un ominoso vaticinio, en el que pone de relieve lo incierto de su futuro personal y el de miles de usuarios y damnificados por EMSA. “En estos últimos 3 años he recorrido un largo camino que me ha dejado muchas cicatrices. EMSA me ha ido arrebatando todo. El hermoso paraíso que estaba construyendo está cediendo ante la maleza, del mismo modo que mi espíritu y fuerza de voluntad están cediendo ante la angustia, la impotencia y la incertidumbre pues la mayor ironía es vivir prisionero de otro ser humano. Aunque trato de mantener la sonrisa frente a terceros, internamente me estoy muriendo. Cuando uno está al borde del precipicio puede caer bastante rápido. Espero no sea mi caso. Después de todo es mi futuro, no el de ellos”, expresó la denunciante.