A mediados del siglo XX, George Orwell escribió una obra maestra llamada1984, en ella describe a una sociedad que vive bajo las garras de un gobierno mundial y totalitario. Un mundo en el cual la vida transcurre con el total y absoluto control de las autoridades, el famoso “ojo que todo lo ve” supervisa la vida de todos los habitantes, y aplasta cualquier tipo de actividad que le lleve la contraria al gobierno. Podemos ver como la obra de Orwell se asemeja bastante a algunos países conocidos, estados como el brasilero, que trata de censurar redes sociales.
Debo aclarar antes que si bien un magistrado llamado Alexandre de Moraes, que ya tiene un precedente en “batallas” contra redes sociales, el gobierno del presidente Lula da Silva le sigue el juego sucio, incentivando este tipo de acciones y poniendo en riesgo la libertad de expresión. Si bien la legislación brasilera abala este tipo de accionar y es clara en cuanto a la exigencia de que toda red social debe contar con un representante legal en el país, hasta donde es ético censurar aplicaciones, en vez de investigar y procesar a aquellos que hagan mal uso de ellas.
La legislación brasilera es clara, ahora el dueño de esta aplicación conocida como X (antes conocida como Twitter) decidió retirar al representante legal del Brasil, ya que según sus declaraciones, este corría riesgos de ser detenido por la justicia, esto llevó a que el juez Moraes ordene la prohibición de X en todo el territorio brasilero, y amenazando con multas exorbitantes a todo aquel que pretende utilizarla a través de programas alternativos, logrando asi que parte de la justicia y el gobierno del vecino país, se saque de encima una aplicación que supo darles grandes dolores de cabeza.
Es de común conocimiento que en X existen cuentas pagadas por partidos políticos, por gobiernos, por ministerios, esas cuentas son denominadas cuentas “trolls”, estas cuentas sirven como excusa perfecta tanto a los gobiernos de turno, como a periodistas que se sienten incomodos ante las constantes interpelaciones de distintos usuarios, para hacer oídos sordos a reclamos genuinos que puedan surgir de esta aplicación. Con la censura de X, el estado brasilero sienta un precedente peligroso, ya que estas medidas son parte de los “sueños húmedos” de varios gobiernos populistas, asi como también sueñan con limitar e identificar a cualquiera que se anime a hablar mal, contradecir o cuestionar las medidas llevadas a cabo, tampoco hace falta que vayamos tan lejos ya que el gobierno de la provincia de Misiones se encuentra pergeñando una ley para limitar e inclusive perseguir a todo aquel que se anime a contradecir o difamar sus “incuestionables” medidas. Y no se olvide que siempre es “por el bien del pueblo”, que traducido al castellano honesto significa, “sean libres de opinar siempre y cuando no me contradigan o me cuestionen”.
Hasta que la Corte Suprema del Brasil no de su veredicto final con respecto a las medidas implementadas por el juez Moraes, la aplicación continúa siendo prohibida en el país vecino, y genera grandes interrogantes sobre cuál es la potestad que pueda llegar a tener un magistrado para determinar que puede ser plausible de censura, cuales son las facultades que le dan el poder para inclinar la balanza entre lo que se puede o no se puede comentar, preguntas que sin dudas despiertan dolorosos recuerdos de tiempos para nada democráticos y que en lugar de proteger o resguardar a la ciudadanía, solo sirve para exponerla ante una persona con titulo que si bien cuenta con un aval académico, ética y moralmente se encuentra al borde de lo infame.
Matías Lezcano…