Ante última semana del año y pasamos por distintos procesos de expulsiones parlamentarias y partidarias, aparentemente sin la suficiente claridad y el debido proceso. Los números que importan no se cuentan y mucho más en un 2024 que no se va más.
Como cada cosa que sucede en el país, las opiniones, encuestas y streamings trata de poner en valor lo que algún jefe político quiere contar, así fue que se despachó al exsenador Kueider, quien desde el último movimiento en el Senado ha destinado sus esfuerzos a demostrar que las acciones políticas que llevaron a su destitución están minadas de “politiquería”. Esa que sucede cuando el poder político se desvincula de los valores universales como el bien común o el interés general. Aunque sobre él pesen varias sospechas de corrupción.
Ese deseo de protagonismo que a veces impulsa a la toma de decisiones en busca de destacar en algo que hace sospechar sobre la buena fe de los actos, es la que se repite en los distintos ámbitos incluso partidarios como lo fue en el Centenario partido con el rebuscado proceso de expulsión del Diputado Arjol.
Mientras todo esto sucedía y algunos miraban de reojo que pasaba en estos ámbitos, un poco más en la realidad de estas fechas las familias se desviven por organizar las cenas navideñas y de despedida del año. Los precios ofrecen sus limitaciones y emergen propuestas para quienes buscan comprar otros insumos navideños en una provincia a la cual el puente le volvió a dar un respiro con sus ofertas.
Además de este momento ligado a la fecha del año, también, se dieron a conocer algunos números, que estos si son los que importan. Los que surgen de un trabajo del Ministerio de Capital Humano, a través del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, que basándose en datos del Indec proyecta que en el tercer trimestre de 2024 la pobreza estuvo en el orden del 38,9%.
Indudablemente que hablar de un índice de pobreza en torno al 40% no es alentador si se lo ve desde la perspectiva de ascenso, sin embargo, si tomamos los números que fueron ofrecidos en el primer y segundo semestre del año los cuales entornaban los 70 % evidentemente los actuales números son para destacar.
En efecto, no resulta cómodo festejar los índices de pobreza incluso sabiendo que se encuentra en baja, no obstante, es momento de que la “politiquería” esconda sus ansias de ver consumida la patria por la tristeza y el hambre y se sumen a proponer alternativas que garanticen que los índices de pobreza sea únicamente un indicador y no una angustiante realidad.
El compromiso que la sociedad le exige a la clase política no es bajar los malos índices y festejar los resultados de la economía, sino la libertad de oportunidades para que todos puedan desde el lugar que ocupan contribuir a una mejora permanente sin tener que esperar la intervención del estado en todo.
Como expresábamos en opiniones anteriores, todavía quedan argentinos que siguen esperando su oportunidad, y para ellos no importa el origen partidario, si importa poder compartir una Navidad en paz, sin hambre y con esperanzas. Para que esto ocurra debemos garantizar que los delincuentes no vuelvan a ocupar un cargo de decisión y las buenas intenciones pasen a ser hechos.
Feliz Navidad…
Alejandro Chini…