Un nuevo proceso electoral trae consigo recuerdos, y en Misiones tenemos varios, inundaciones, abandono y olvido; también los pasillos de comités y unidades básicas empiezan usar términos raros para armar sus listas y mientras esto ocurre algunos municipios comienzan a definir sus posibles Concejales o Defensor del Pueblo.
La gran cantidad de agua caída que se registró en la provincia este fin de semana con la llegada de la lluvia nos hace pensar sobre la necesidad de aumentar las obras hidráulicas en los municipios, la urgente mejora de caminos terrados para garantizar que las ambulancias puedan llegar al socorro de las familias, y también el recuerdo de las últimas elecciones, donde el votante misionero acudió al llamado de los sufragios provinciales con escuelas inundadas, aulas con las urnas flotando y en consecuencia la contradicción del relato “start up, disruptivo” y demás adjetivos que se crean para la ocasión.
Es así que habiendo pasado más de un año de este fenómeno y a las puertas de un nuevo proceso electoral, debemos empezar a observar los posibles armados electorales que se puedan lograr. Al menos suponemos que aquellos que vivenciaron la dificultad de emitir el voto en las condiciones deplorables de las escuelas de la provincia se verán movilizados a prestar atención a las propuestas que emerjan de un combinado de la sociedad.
La provincia de Misiones con sus 17 departamentos cuenta en la actualidad con casi 80 municipios, de los cuales solamente se elegirán representantes municipales en aquellos con ordenamiento definido en sus cartas orgánicas, es decir poco más de 10 municipios, dentro de los cuales algunos eligen Concejales y otros únicamente Defensor del Pueblo. Además, por supuesto, de los 20 diputados provinciales que se eligen en toda la provincia.
Habiendo repasado el escenario de las últimas elecciones y delimitado el marco electoral del año próximo, debemos continuar con las propuestas, y aquí surgirán internamente las diferentes discusiones y “acepciones”. Escucharemos las virtudes de los que se atornillan en las bancas, los cuestionamientos a aquellos que hace años ocupan un lugar, pero no se le conoce una sola ordenanza municipal o ley Provincial, los portadores de apellido que arrastrados por el impulso de un tiempo pasado se ofrecerán como alternativa y tantas otras “aptitudes” que nos cansamos de escuchar, pero que no nos solucionan los problemas del principio.
En este sentido repasemos algunas de las variables de análisis o justificaciones para estas conformaciones. Tenemos el “militometro”, un absurdo esquema para cuestionar la idoneidad del o los candidatos con base en lo que supuestamente hizo o hicieron políticamente; el “amigometro” un raro caso donde el que conduce elige muchas veces a un amigo en lugar de a un técnico que pueda lograr un objetivo específico en virtud de su formación, como así también podemos mencionar al “chongometro” o “voto bombacha”, entre otros.
Aunque seguramente podremos encontrar más y ridículos términos, enfoquemos el análisis en el “opositometro”. En honor a la seriedad del caso deberíamos decir los opositores, que surgen de la capacidad real de lograr un acuerdo lo suficientemente responsable y programático, respetando la urgencia de construir una oposición sería que ofrezca una alternativa electoral real para la provincia, capaz de asegurar que los términos usados anteriormente pasen al olvido y se pueda consolidar una opción genuina.
Esta oposición no debe conformarse por el impulso rufián de construir un espacio para negociar cargos con el oficialismo, ni para cumplir el sueño de los que anhelan ocupar una banca por venganza o revancha, ni mucho menos por la urgencia de los que vencen sus mandatos y quieren seguir siendo parte incluso cuando su oposición durante su gestión dista mucho de serlo anteponiendo inclusive sus propios intereses por encima de los de bien común.
¿Entonces… que esperamos cuando hablamos de oposición genuina?
El camino recorrido en los últimos años deja un deteriorado andamiaje opositor que no hace más que demostrar que el modelo de construcción ha beneficiado únicamente a quienes han sabido acordar con el oficialismo, espacios dentro del gobierno, juzgados, y entes autárquicos. Es por esto, que vincular las urgencias reales de nuestro distrito: falta de infraestructura, empleo, mejores condiciones para emprendores y empresarios que buscan potenciar la provincia; con voces que representen estos sectores en un acuerdo que persiga un proyecto sustentado en la idea común de garantizar la democracia y un gobierno acorde a las necesidades del presente es el único camino de construcción.
Por lo tanto, aquellos que enrolados en la búsqueda de permanecer atornillados a un cargo, quizás deberían replantearse si es momento de continuar con su juego personal o ser parte de un armado que ofrezca un 2025, pero también un 2027 donde los que gobiernan actualmente sepan que deberán esforzarse más en su gestión o de lo contrario el próximo llamado electoral los podría encontrar haciendo el pase de banda provincial.
Alejandro Chini…