Desde la llegada de Trump al poder, el mundo se ha llenado de incertidumbres, las polémicas medidas administradas por parte de sus funcionarios han resquebrajado alianzas históricas, asi como también, han puesto en jaque el panorama mundial. Dentro de este conjunto de históricos aliados, se encuentra Canadá, un vecino amistoso que todos quisiéramos tener.
Canadá es como uno de esos vecinos extremadamente cordiales y simpáticos al que medio vecindario le pide cosas prestadas y jamás se las devuelve, hasta que llega un día que de tanto abuso explota y desparrama su bronca a diestra y siniestra. La administración Trump se ha empecinado en hostigar a su vecino amable hasta el cansancio, imponiendo aranceles descabellados, hasta el punto de amenazar a los canadienses con una anexión, denigrando a su primer ministro Justin Trudeau, hasta el punto de llamarlo gobernador, finalmente, el vecino amable se cansó. Hace unas semanas comenzó a devolverle los aranceles a Estados Unidos, además, varias provincias canadienses han quitado productos estadounidenses de sus comercios, sin mencionar que los mismos ciudadanos canadienses han dejado de comprar productos de sus vecinos, y se han producido numerosas cancelaciones de vuelos con destino a Estados Unidos.
Algo de crédito debemos regalarle al “hombre naranja”, ya que tiene la capacidad de unir a un pueblo y afianzar el liderazgo de sus enemigos políticos, en eso, sin lugar a duda, cuenta con una capacidad única e inigualable ya que no solo logró unir a Europa para rechazar su abandono absoluto a Ucrania, es más, incentivó y alentó al viejo continente para que vuelva a ocupar el lugar que alguna vez supo tener. también logró que la gran mayoría de los canadienses se olviden de su rechazo a la administración liderada por Justin Trudeau.
Cabe mencionar que Canadá se encuentra atravesando un momento político complicado, con un partido liberal (partido que cuenta con la mayoría en el Congreso) en crisis y que se ha visto forzado a cambiar de primer ministro en las ultimas horas. Justin Trudeau, que supo ser el primer ministro de Canadá por 8 años, presentó su renuncia el año pasado (para evitar ser removido del cargo), y fue recientemente reemplazado por Mark Carney, flamante líder del partido liberal en el congreso y, por lo tanto, nuevo primer ministro de Canadá.
Para que usted comprenda mejor como funciona el sistema político canadiense, tenga en cuenta que dicho país es del tipo parlamentario y no presidencialista como el nuestro. además, y como dato no menor, debe usted comprender que, de cierta forma, Canadá sigue dependiendo administrativamente de Inglaterra, ya que, si bien el primer ministro es electo por el partido que ocupa la mayoría en el Congreso, el poder ejecutivo tiene como líder al rey de Inglaterra, que a su vez designa a un administrador general y este ultimo autoriza al primer ministro a formar gobierno. Parece un rompecabezas, pero después de leer y releer le prometo que va a lograr comprender como funciona la política canadiense.
El flamante primer ministro, un intelectual del mundo financiero, se ha encolumnado detrás de las declaraciones de Justin Trudeau, sosteniendo que Canadá esta dispuesto ha llevar esta “guerra de aranceles” hasta las últimas consecuencias, y además ambas administraciones han reforzado su alianza con Ucrania, anunciando un apoyo monetario sin precedentes, y enviando un claro mensaje a la Casa Blanca.
En unas semanas, se celebrarán elecciones, y más allá de quien pueda resultar vencedor, la postura en cuanto a la guerra arancelaria propuesta por Estados Unidos es unánime, responderán de la misma manera en la cual Canadá está siendo castigada, y aquí debemos tener en cuenta un detalle sumamente importante. El suministro eléctrico del Estado de Nueva York depende casi en un 90% de la energía proveniente de Canadá, y una probable escalada de este conflicto arancelario, puede poner en jaque el bienestar de millones de habitantes estadounidenses que miran atónitos como en cuestión de meses aquellos que un día supieron ser hermanos, hoy se ven como enemigos.
Matías Lezcano…