Comenzó la contienda por las bancas provinciales y en los Concejos Deliberantes con Carta Orgánica en Misiones. Con más de catorce fechas clave -que abarcan desde la revisión de padrones, presentaciones de lemas y acreditaciones de sublemas hasta la impresión de votos- se inauguró formalmente un nuevo escenario electoral. ¿Quiénes liderarán este proceso?
Tras múltiples idas y vueltas y especulaciones de hechos como de actores políticos, se fijó la fecha decisiva para descubrir quiénes serán los protagonistas de los tiempos que vendrán en esta tierra colorada.
El clima político e institucional de la Argentina actual genera desconcierto entre los analistas. Por un lado, el Gobierno nacional continúa aplicando medidas autoritarias mediante DNU, incluso para promover un nuevo acuerdo con el FMI y contra el propio anuncio presidencial de dar participación al Congreso. Esta actitud se reflejó una vez más en el manejo del Parlamento nacional, cuyas decisiones se siguen exhibiendo con una teatralidad que busca enmascarar su arbitrariedad.
Mientras tanto, en zonas muchas veces alejadas de ese centralismo del poder político, las economías regionales oscilan entre la supervivencia precaria y la dependencia de gobiernos provinciales que, limitados en recursos, solo pueden ofrecer soluciones temporales frente a una marcada desigualdad entre trabajadores rurales e industriales.
El discurso de “casta y anticasta” sirvió para sostener el primer proceso, pero hoy resulta indispensable volver a la esencia de la política: construir consensos reales y permitir que los candidatos se definan por la representación de ideas, en lugar de limitarse a la función de gobernar.
Sin embargo, surge una dificultad para quienes se identifican como oposición. Históricamente, se consideraba que todo aquel actor político ajeno al Gobierno de turno, por ese hecho, ya representaba la oposición. Pero, en Misiones, conviven dos oficialismos como en tiempos de Mauricio Macri: uno encarnado por los libertarios de Milei y otro por el Frente Renovador que, si bien acompaña las medidas que pidió el Presidente, fragmentará el voto en junio.
Años de especulación personal, en detrimento de una construcción colectiva, han dado lugar a opiniones atomizadas que impidieron atender la emergencia de una propuesta electoral coherente, excluyendo otras alternativas.
El consultor político Dick Morris, reconocido por su trabajo en la reelección del expresidente Bill Clinton, afirmó que todo candidato que trasciende la base de su propio partido y conquista al elector independiente, enfrenta ataques desde su retaguardia. Así, en la contienda actual gana quien logra captar ese voto sin verse socavado internamente. Esta situación se traduce en una segunda dificultad: el elector espera una propuesta real que aborde sus problemas, en lugar de verse inmerso en las disputas internas de la política.
Ante este panorama, por ejemplo, en ciudades como Posadas, es urgente atender las demandas crecientes de los barrios. Mientras algunos se aferran a ideales como el déficit cero y la libertad de precios, otros esperan que esos objetivos se traduzcan en beneficios concretos que impulsen su progreso económico.
Actuar sin un plan social adecuado, utilizando la libertad como único estandarte, es tan ineficaz como justificar la necesidad de ampliar ayudas sociales sin garantizar que una familia pueda educar, alimentar y proteger a sus hijos. Y con ello no significaría implementar un sistema prevendario y desvirtuado como el de los años del kirchnerismo-albertismo.
El verdadero desafío es lograr que el entramado social funcione; que el acto de compartir un almuerzo familiar se convierta en una fuente de dignidad, felicidad y no en un anhelo cada vez más lejano.
Para lograrlo, es imprescindible que las generaciones jóvenes, con ideas frescas y energías renovadas, sean quienes formen las listas electorales y presenten propuestas que recuperen las oportunidades perdidas de los trabajadores.
Hay que ofrecer una alternativa innovadora, adaptada a los tiempos de cambios constantes. Mientras persista una oposición basada en esquemas de siempre, las esperanzas de soluciones transformadoras seguirán en suspenso.
En este proceso electoral se vislumbra la oportunidad para que los oficialismos, incorporando nuevas ideas, construyan un futuro distinto. O bien, sin dicha renovación, se arriesgan a destruir cualquier posibilidad de ofrecer una alternativa viable para gobernar la provincia en los próximos años.
Alejandro Chini…