La condena social como modelo de gestión, y la permanente desacreditación de aquellos que no piensan igual, fue el centro de la escena en la provincia, la aparición de quien utilizó un hecho aberrante para convencer sobre la urgencia de controlar también las comunicaciones virtuales.
Esta semana se hizo entrega de un nuevo capítulo en el reality misionero producido y financiado por el Frente Renovador de la Concordia. La obra, que lleva por título “el Caso Apóstoles”, mostró nuevamente al titiritero que, en busca de eliminar a cualquier espacio político que lo pueda enfrentar en las próximas elecciones, es capaz de tejer una trama de complicidades y responsabilidades que nada tienen que ver con la realidad.
Mientras tanto, el hecho aberrante de dos particulares que tienen en shock a la provincia y que aún se encuentra bajo investigación por fin ha llegado a manos de la justicia. La renovación no pudo sostener más tiempo su profundo deseo de culpabilizar por los hechos a toda la oposición, como si se trata de un club de degenerados políticos que han visto con placer la concreción de hechos tan dolorosos para una sociedad como los que se les acusa a los hermanos Kiczka.
La aparición de Carlos Rovira la última semana nos recuerda un momento de la mitología, la cual nos ofrece la imagen de aquella mujer que fue castigada por Atenas colocando serpientes en lugar de cabellos con la maldición de que cada vez que alguien la viera a los ojos quedaría petrificada para siempre.
Es que pareciera que rodeado de justificadores seriales en el parlamento misionero decidió guardar a la constitución provincial en una caja fuerte perdiendo la llave y de esta manera concretar su plan de desacreditación política a todo aquel que no lo recibe con la reverencia adecuada para evitar quedar petrificado, o inculpado.
Oculto durante el proceso, y sin emitir una sola opinión del caso, desde febrero a la fecha, casi como esperando el momento de la venganza y luego del concurrido acampe que recibió el oficialismo por parte de los trabajadores en mayo. El “conductor” se manifestó a través de una parabólica libreta de almacén para indicar que el ascenso político del diputado acusado es el resultado de un frente electoral que no cuenta con los filtros necesarios desacreditando el propio sistema electoral que lo puso a él en su banca de diputado provincial, entre otros cargos.
A este lamentable suceso, decidió hacer responsable también a los vecinos de la ciudad de Apóstoles, como si todos por igual sean culpables de las acusaciones o peor aún cómplices silenciosos. El autócrata se convence rápidamente de su engaño y busca que quienes lo rodean repitan con entusiasmo una nueva infamia.
Esta afirmación, por parte de la renovación, pretende librar de culpa y cargo a los delincuentes que engrosan sus filas políticas. Podemos recordar a algunos de ellos, por ejemplo, el ex intendente Barboza imputado por asesinato, o aquellos que han acosado y explotado sexualmente a las trabajadoras del ex IFAI como el “Turco” Rodríguez quien además compartió banca con el conductor, o el ex intendente y diputado renovador Pedro Pietrowski acusado de amenazas de muerte y prófugo de la justicia, entre otros, esta lista se hace interminable en 25 años de rovirismo en Misiones.
Además, de este lamentable accionar por parte del oficialismo que pretende adjudicar responsabilidades a la oposición, resulta incómodo ver la paciencia con la que se aceptan estas acusaciones y la tibia respuesta de los iguales dentro del recinto que enfrentados ideológicamente sostienen un silencio cómplice que presupone un acuerdo quizás bajo amenaza o quizás por simple complicidad. Esta falta de interlocutores válidos pone en peligro la representación opositora y consigo aumenta los márgenes del autócrata.
La democracia vuelve a ser discutida cuando con el solo uso de la mayoría se busca adoctrinar al pueblo, y con su discurso de superioridad moral se pretende convencer a la sociedad que los jueces son los diputados renovadores y todos aquellos que no piensen como ellos serán considerados cómplices de los distintos delitos que vayan surgiendo.
Finalmente dejándolo en un segundo plano, donde quizás se esconda lo más perverso del plan de Rovira, quedo demostrado su deseo de intervenir las comunicaciones virtuales proponiendo la creación de la Fiscalía de Ciberdelito, logrando de esta manera que la Tierra Sin Mal se transforme por completo en un espejo del gobierno del dictador Nicolás Maduro.
A una semana de la expulsión del Diputado Kizcka, solamente resta prestar atención si la oposición podrá recuperar la banca o simplemente volverá a pasar como en el 2011 y la Renovación robará nuevamente una representación opositora.
Alejandro Chini…