A mediados del siglo XX, Emile Durkheim, uno de los padres fundadores de la disciplina que conocemos como sociología, agregará un concepto o definición denominada anomia. La anomia es la legitimación o naturalización de la ausencia de leyes, o también podemos decir que es la normalización de conductas o situaciones inaceptables. Esto es lo que viene sucediendo en Venezuela desde la asunción del ya fallecido Hugo Chávez.
Una vez en el poder, el presidente Chávez, hizo totalmente lo opuesto a lo que prometía en campaña y se dedicó a aplicar el más rancio populismo que pueda usted imaginarse. Con la frase tristemente célebre que pronunciaba cuando caminaba rodeado de sus lacayos, “exprópiese”, haciendo alusión a toda empresa que divisaba a medida que avanzaba, daba comienzo a un periodo teñido de oscuridad que se prolonga hasta nuestros días.
Luego del fallecimiento de Chávez, llega al poder su más fiel lacayo, Nicolás Maduro. Una persona que no contaba con ningún tipo de preparación, con ningún tipo de caudal político, pero heredó el legado “bolivariano” de su mentor. Con un discurso antiimperialista, totalitario y extremadamente corrupto, el “madurismo” comenzó a proceso de destrucción de la democracia venezolana; reformando la constitución, destruyendo las instituciones, persiguiendo, encarcelando a la oposición y estatizando a todas las empresas existentes, la maquinaria populista llegó al extremo. Muchos de los líderes sudamericanos buscaron imitar las formas “chavistas-maduristas”, en especial el kirchnerismo en la República Argentina, con el kirchnerismo en su máximo esplendor, intentaron un proceso de reforma constitucional denominado “Cristina eterna”, que pretendió eternizar a una de las presidentes mas corruptas de la historia, pero afortunadamente, el tiro les salió por la culata y en la actualidad, el kirchnerismo se encuentra en su momento mas decadente, con un repudio social inmenso.
Volviendo a la Venezuela “bolivariana”, la exacerbación del populismo comenzó a caer en picada, llevando a gran parte de su población a la pobreza extrema. Sin derecho a huelga, con grupos paramilitares al servicio de Maduro y con el terror como aliado, el presidente Maduro ajustaba su maquinaria de poder a placer, esto provocó un éxodo masivo de venezolanos, que hoy en día asciende a 8 millones de personas que en su momento se vieron obligados a dejar su patria con lo puesto, a despedirse de sus familiares a las apuradas e inclusive algunos debiendo emigrar escondidos en automóviles para escapar de las garras del “madurismo”. En lo económico, Venezuela vive una actualidad lamentable, debiendo modificar su moneda varias veces, aplicar recetas ridículas que lo único que logró fue destruir la matriz económica del país. Hoy en día el bolívar es prácticamente inservible, y el venezolano que aún permanece en el país debe manejarse con dólares.
A días de un nuevo proceso electoral, el presidente Maduro ha hecho lo imposible para que la población entera tiemble de miedo por solo considerar en votar a su contrincante. Con el rabo entre las piernas, el “madurismo” le ha prohibido a María Corina Machado (candidata opositora y con mayor aprobación) postularse como candidata, en su reemplazo surgió un diplomático llamado Edmundo González Urrutia, que hoy por hoy es el que, según las encuestas, está mas cerca de la victoria. Mientras tanto, al presidente Maduro ya le han comenzado a soltar la mano sus viejos aliados, hace unos días le solicitaron al ex presidente kirchnerista Alberto Fernández de asistir como veedor de las elecciones, y ahora se sumó Brasil a la negativa de asistir al proceso electoral luego de que el presidente Maduro realizó polémicas declaraciones criticando y poniendo en duda la veracidad del proceso electoral de Brasil, país que como sobemos, es gobernado por su mas firme y antiguo aliado, Luis Inacio “Lula” da Silva.
El domingo puede ser el principio del fin de un régimen autocrático, nefasto y corrupto, que ha hecho pedazos a uno de los países mas importantes del continente, la ciudadanía pide a gritos un cambio absoluto. Pese al terror infligido por las fuerzas paramilitares, los hermanos venezolanos han salido en masa a apoyar a la oposición, luchando con futuras y mas que probables represalias de un régimen que no tiene mas que el miedo como aliado para aferrarse a un poder cada vez mas diluido y que a fuerza de votos podría convertirse en un castillo de arena.