¿Le hablarías a un desconocido solo porque camina por la misma vereda que tú? ¿Le mandarías una foto a una persona que se encuentra en la misma cafetería, aunque no la conocieras? ¿Compartirías tus secretos con un extraño solo porque está paseando a su mascota? ¿Pasarías horas escuchando los problemas de otras personas solo porque están en la misma plaza que tú?
Si a todas estas preguntas respondemos que no, entonces ¿qué sucede en las redes sociales para que jóvenes y adultos actúen de una forma tan distinta a como lo harían en la vida real?
Las redes sociales nos ofrecen una especie de dualidad: nos permiten “ser y no ser”. Nos brindan una manera de escondernos de la mirada crítica de los demás y, al mismo tiempo, nos liberan en otros aspectos. En esta nebulosa entre lo real y lo fantaseado, nos alejan de la vergüenza y la exposición pública, creando un efecto desinhibidor mientras estamos en línea.
- En 2004, el psicólogo John Suler propuso el concepto de efecto de desinhibición en línea, un fenómeno psicológico que explica el comportamiento impulsivo y abierto que algunas personas muestran en redes sociales. Este efecto se debe a varios factores:
- 1. Anonimato: Cuando una persona no usa su nombre real o se siente “invisible” tras una pantalla, es más probable que se sienta liberada de las consecuencias sociales. Esto permite que exprese pensamientos o emociones que, de otro modo, no compartiría en persona.
- 2. Asincronía: En redes sociales, no siempre hay una respuesta inmediata. Esto significa que alguien puede decir algo y no recibir una reacción al instante, facilitando la expresión de ideas o sentimientos sin preocuparse por las reacciones inmediatas, algo que en persona sería más difícil.
- 3. Ausencia de autoridad: La estructura jerárquica de la vida real (jefes, autoridades, etc.) es menos evidente en redes, lo que permite que algunas personas sientan que pueden actuar sin las mismas restricciones o normas sociales. Esto puede llevar a comportamientos más arriesgados o incluso agresivos.
- 4. Desinhibición emocional: Las plataformas digitales pueden hacer que las personas sientan que sus emociones tienen “menos peso” y, por tanto, tienden a exagerarlas. Esto incluye tanto emociones negativas como positivas, y hace que las personas expresen sus sentimientos de manera más intensa o dramática.
- 5. Minimización de la empatía: Al no ver a la otra persona, disminuye la empatía y la conciencia de cómo se sienten los demás. Esto facilita comentarios impulsivos o agresivos, ya que la distancia emocional permite expresar frustraciones, críticas o incluso insultos sin la misma carga emocional que se sentiría en persona.
Estos factores son particularmente importantes en el contexto del grooming, una práctica en la que un adulto se contacta con un menor de edad a través de internet para ganarse su confianza y manipularlo emocionalmente, muchas veces con intenciones sexuales. El adulto se oculta en el anonimato y suele suplantar su identidad, haciéndose pasar por alguien de la misma edad que el menor y utilizando engaños, halagos o promesas falsas para acercarse.
El proceso de grooming puede ocurrir en redes sociales, videojuegos en línea, aplicaciones de mensajería y otras plataformas digitales. El adulto manipula al menor para obtener información personal, fotografías o incluso para organizar encuentros en persona, lo que representa un grave peligro para la seguridad y el bienestar del niño o adolescente.
La desinhibición emocional contribuye a que los menores no sean plenamente conscientes del riesgo de sus acciones o de la importancia de protegerse en estos contextos.
Debido a los riesgos asociados, es esencial que los adultos y educadores se informen sobre el grooming y mantengan una comunicación abierta con los menores acerca de los riesgos en línea y cómo protegerse.
Maria Selene Bortolotti