En medio de una creciente tensión entre China y Estados Unidos, el gobierno de Xi Jinping lanzó una fuerte defensa del swap de monedas con Argentina, mientras devalúa su moneda en una señal que podría escalar el conflicto financiero global hacia una guerra de monedas.
El conflicto se desató tras declaraciones del enviado especial de Donald Trump para América Latina, Mauricio Claver-Carone, quien exigió la cancelación del swap entre Argentina y China. El vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Lin Jian, respondió con dureza y defendió el acuerdo bilateral:
“El swap contribuye a la estabilidad económica y financiera de Argentina y es bien recibido por el gobierno argentino. Instamos a Estados Unidos a que adopte una perspectiva correcta y comience a pensar en cómo puede contribuir al desarrollo de los países de América Latina y el Caribe”, lanzó.
El swap representa una piedra angular en el balance del Banco Central de la República Argentina (BCRA): de los u$s 24.657 millones de reservas brutas actuales, unos u$s 18.000 millones están compuestos por yuanes provenientes del acuerdo con el Banco Popular de China. Esto implica que cualquier alteración en el valor del yuan tiene efectos directos sobre el estado de las reservas argentinas.
China’s currency swap with Argentina contributes to Argentina’s economic and financial stability and is welcomed by the Argentine government. We call on the U.S. to get its perspective right and start thinking about what it can do to benefit the development of Latin American and… pic.twitter.com/b56OoxcjL0
— CHINA MFA Spokesperson 中国外交部发言人 (@MFA_China) April 8, 2025
Devaluación del yuan: ¿una respuesta directa a los aranceles?
En medio de este cruce diplomático, China devaluó su moneda: el yuan pasó de 7,32 a 7,42 por dólar en apenas una semana, con una depreciación de más del 1% en un solo día. Este movimiento es interpretado como una estrategia para neutralizar los nuevos aranceles del 104% que Estados Unidos impuso sobre productos chinos, en una escalada sin precedentes de la guerra comercial.
Para los analistas, la devaluación del yuan es una herramienta clave de retaliación que Beijing tiene a mano. “China exporta casi u$s 500.000 millones a Estados Unidos. Es razonable que busquen compensar ese efecto. Y hay dos principales vías: una devaluación del yuan o bien ampliar su presencia en otros mercados”, explicó el economista Ricardo Carciofi, del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP).
Desde el Comité de Asuntos Asiáticos del CARI, Jorge Malena también advierte que el gigante asiático buscará reducir su exposición al mercado estadounidense. “Beijing cuenta con dos herramientas: la represalia y la diversificación. En este contexto, podría ampliar vínculos con terceros países como Argentina, facilitando exportaciones e inversiones en infraestructura”, sostuvo.
¿Qué es una guerra de monedas?
Una “guerra de monedas” (o “currency war”) se produce cuando varios países devalúan intencionalmente sus monedas con el objetivo de ganar competitividad exportadora. Al hacerlo, hacen que sus productos sean más baratos para el exterior y, por ende, más atractivos. Pero esta práctica tiene efectos colaterales: genera inestabilidad financiera, desequilibrios globales y tensiones diplomáticas.
En este caso, si China continúa devaluando su moneda como respuesta a los aranceles estadounidenses, otros países podrían verse obligados a responder para proteger sus sectores productivos. Esto iniciaría una cadena de ajustes que desestabilizaría los mercados internacionales.
Para Argentina, la situación es particularmente compleja. El yuan más débil licúa las reservas internacionales del Banco Central, dado que gran parte de las tenencias están denominadas en esa moneda. En otras palabras, si el yuan se deprecia, el valor en dólares de las reservas argentinas disminuye automáticamente, debilitando aún más la posición financiera del país.
Este martes, el BCRA vendió u$s 60 millones para contener la presión cambiaria, mientras las reservas brutas cayeron de u$s 24.791 millones a u$s 24.657 millones. Es un descenso que refleja el grado de vulnerabilidad de la economía argentina frente a shocks externos.

¿Oportunidad o amenaza?
Aunque el conflicto entre China y Estados Unidos puede traer oportunidades para América Latina, como el ingreso a nuevos mercados o el incremento de exportaciones de alimentos y energía, el costo inmediato para Argentina es alto.
Una guerra de monedas profundizaría la fragilidad cambiaria del país, ya golpeado por la inflación, la recesión y una deuda en dólares que limita el margen de maniobra.
“El swap con China es un salvavidas para el BCRA, pero también una fuente de riesgo si el yuan se sigue debilitando”, advierte un analista de mercado.
En este tablero global, la Argentina navega entre dos gigantes en pugna, con escaso margen de maniobra y una economía que pende de los hilos del conflicto geopolítico.
Mientras tanto, Washington y Beijing redoblan apuestas: más aranceles, más devaluaciones, más advertencias. Y en el medio, países como Argentina quedan expuestos a la tormenta perfecta de una posible guerra monetaria internacional.