La Policía logró que el agresor dejara en libertad a su hijo de 11 años, quien permanecía como rehén, y se entregara pacíficamente. También confiscaron dos revólveres calibre 32 que se encontraban en posesión del agresor.
Luego de tres días de intensa búsqueda, un operativo logró dar con el cuerpo del joven. Su vecino y “mejor amigo”, confesó haber cometido el asesinato frente a la fiscalía de Laboulaye.