Inmersos en la vorágine del día a día y los cachetazos de los números que no cierran, la granja de ideas pareciera que se tomó una pausa del mundo del entretenimiento, quizás sea porque los que la “veían” comenzaron a cuestionarse o simplemente porque el marketing sin política es posible solo un tiempo; mientras esperamos que el camino a mayo sea una siembra sin sequía y con algunos brotes verdes.
Desde que se anunció el gran Acuerdo de Mayo y el ferviente interés del presidente Milei por obtener el bronce que lo ubique dentro de los próceres de la patria, los comunicadores que en su mayoría dominan las redes sociales fueron disminuyendo su constante fabricación de memes ocurrentes que posicionan al gran líder. Tal vez la violencia que construyó su liderazgo mediático requiere ser limitado, para evitar llegar sin aliados al acuerdo de mayo. ¿Comprendieron cómo es la política, o solo se tomaron una pausa?
Seguramente podremos encontrar en las reuniones de la Libertad Avanza algún funcionario preocupado por cómo continuar con la construcción de los consensos que el presidente les solicitó, puesto que las experiencias negativas de principios de año y la constante embestida que propone Milei a los medios de comunicación y algunos políticos, pone en un incómodo rol a quienes deben contar con suficiente cintura para conversar con los miembros de las demás fuerzas políticas para obtener un resultado lo más parecido a un triunfo.
El progreso del esquema de Gobierno se aprecia en la apertura de ideas, en la aceptación de propuestas de diversos sectores, lo que nos hace sospechar que dejaron de lado la idea de que si piensa distinto es un enemigo y pasaron a un modelo más proactivo donde no se preguntan si están plenamente de acuerdo; o si marchan por el mismo camino.
Esta posibilidad de suponer consensos con buena parte del Congreso supone una leve calma ante tanta incertidumbre; quizás los ideólogos del partido del presidente decidieron tomar la sugerencia que ofrece Maquiavelo: el presidente debe ser prudente como el zorro, pero fuerte como el león; la fuerza solo promueve enfrentamientos, luchas y un alto nivel de conflictividad, mientras que la prudencia promueve el entrenamiento de los legisladores y funcionarios para un próximo conflicto; con la oportunidad de que en su próxima ofensiva su número parlamentario sea aún mayor.
Podríamos suponer que, a poco más de 40 días del anhelado pacto del mes de mayo, los interlocutores fueron otros; con rodaje institucional pero principalmente con conocimiento real de la política. Aunque a la luz de la hostilidad interna que se evidenció esta semana en el parlamento, con lo cual reflejaron la inocencia de los legisladores propios, aún quedan esperanzas que la apertura al diálogo permita a los legisladores de otras fuerzas con suficiente solvencia política y legislativa poder resolver las dificultades que demuestra el Estado nacional en materia social, educativa y sanitaria entre otros.
La discusión del sistema laboral argentino, donde coexisten los diferentes gremios representados por infames vendedores de ilusiones, la dificultad para invertir en el país y no correr riesgos con posibles reclamos sindicales y la urgente necesidad de resolver el empleo, son las discusiones que han promocionado el interés de más legisladores en un posible acuerdo nacional. A ello se suma el interés por la creación de un régimen financiero que auspicie el ingreso de capitales que catapulten la oferta laboral.
Falta un tiempo aun para consolidar un proyecto que ingrese al Congreso y se discuta como ley, en lugar de exponerlo a ser cuestionado como un DNU. Solo resta que el ejecutivo nacional abandone los comentarios ofensivos y agraviantes que solo nos confunden si estamos escuchando a Milei o a Fernández.