En una nueva jornada de caos y batallas verbales de diferente tenor en cada caso, transcurrió un miércoles complicado en la ciudad de Posadas y en las rutas de otras localidades de Misiones, donde existe el mismo grado de indignación. Situaciones diversas se denuncian por redes sociales y el Gobierno provincial, victorioso en los últimos actos eleccionarios, resultó el gran perdedor, escondido bajo formas de amenazas varias a todos los sectores.
Dividir para reinar es el único acto de Gobierno que se ejerce sobre los manifestantes de la Policía, docentes, empleados de Salud Pública y cada días nuevos sectores. Desaparecido el gobernador Hugo Passlacqua de los espacios públicos y políticos, el encargado de hablar en su nombre es el ministro de Gobierno, Marcelo Pérez, quien tuvo expresiones poco felices destinadas a los que protestan en toda la provincia.
Y se aferra a números mentirosos, a amenazas desde el frente judicial que hasta ahora no modificó el estado de las cosas y solo sirve para enardecer a la multitud de almas que se unieron en bronca y en grito unívoco que pide un aumento salarial que no suene a sorna, que alcance para comer y les devuelva una pizca de dignidad perdida.
Los medios de comunicación masiva que llegaron desde Buenos Aires amplifican las voces que denuncian lo que cada misionero vive y son historias de pobreza y abandono en escuelas y hospitales, denuncias por el estado de las rutas y calles, de cómo sobreviven a salarios de hambre cada uno de los policías que para llegar a la canasta que marca el nivel de la indigencia se matan entre guardias, trabajos extras y adicionales.
Y de pronto, la protesta no es solo de la policía a quienes no quisieron escuchar…es de todos, contra todas las injusticias que se le atribuyen al Gobierno provincial, por no escuchar, por no ver, por no reconocer y ahora…por expresiones como las de Pérez cuando dice muy suelto de cuerpo que los policías que ganan 400 mil pesos por mes puede estar en pareja y sumar otros 400 (palabras más, palabras menos).
Nuevos actores en las calles
El Gobierno parece no entender la simbología del pueblo en las calles. Las escenas de emoción, de unidad en el dolor y la bronca se multiplican y de pronto todos se sienten parte de algo más grande, algo que explota cuando llega una banda de música, los integrantes de la división Motorizada, la llegada de los Bomberos, el ingreso perturbante de la gran columna docente que llegaba a instalarse sobre Uruguay, la necesidad de desplazamiento hasta donde están «los de Salud Pública», el abrazo entre padres e hijos policías, entre policías y profesores que rememoran el vínculo en la escuela primaria o la secundaria y ahora los iguala.
En cuanto a lo informativo, los policías no tuvieron ningún mensaje desde el Gobierno; empleados de Salud Pública comentaron a este medio que “por primera vez en la historia de Salud Pública, es la primera vez que en los Caps hay guardia mínima” y que van a permanecer en el acampe hasta que logren revertir el “acuerdo” que firmaron los sindicalistas con el Gobierno provincial. Los delegados policiales mantuvieron reuniones con todos los sectores en lucha y acordaron “no levantar ningún acampe hasta tanto no se establezca un aumento del 100×100 a cada sector.
Mientras tanto, el Ministerio de Salud Pública permanece tomado por empleados que reniegan de los sindicalistas que los representan y firmaron un acuerdo con el que no están de acuerdo.