En medio de un clima político tenso y en vísperas de las elecciones de julio, el régimen chavista intensificó su acoso atentando contra la libertad de expresión de los medios de comunicación, empleando tácticas de censura, hostigamiento e intimidación.
El periodista Ramón de Jesús Centeno Navas enfrenta juicio y detención por una entrevista no publicada con un legislador vinculado al narcotráfico dentro de la revolución bolivariana. Por su parte, Sebastiana Barráez, Norbey Marín y Wender Villalobos también enfrentan órdenes de aprehensión. Además, varios programas de radio, emisoras y portales, incluyendo FronteraViva, que fueron sacados del aire.
Según el informe de la ONG Espacio Público, solo en marzo de 2024 se registraron 21 casos y 36 violaciones a la libertad de expresión. Estos ataques van desde la censura hasta la confiscación de equipos de emisoras comunitarias, como el caso ocurrido en Quíbor, estado Lara, donde funcionarios de Conatel y la Guardia Nacional irrumpieron en la casa de Víctor González, confiscando los equipos de la emisora Reconciliación 93.5 FM.
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La situación se torna aún más grave con detenciones arbitrarias, como la de Edison Arciniega, acusado de incitación al odio por sus actividades en redes sociales, o la de Armando Sarmiento, creador de contenido crítico del gobierno, quien fue privado de libertad por supuesta instigación al odio.
El hostigamiento incluso alcanza a defensores de derechos humanos, como Eduardo Torres, miembro de Provea, detenido e intimidado por grabar a efectivos militares en el Palacio de Justicia de Caracas. Además, el periodista y youtuber Óscar Alejandro Pérez fue detenido bajo cargos de terrorismo por un comentario sacado de contexto en uno de sus videos.
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Estos casos evidencian un patrón de persecución a la libertad de expresión en Venezuela, donde incluso abogados defensores de derechos humanos como Richelle Briceño son amenazados por diputados oficialistas durante manifestaciones de activistas LGBTIQ+.
La situación se agrava con las constantes fallas en el servicio de internet, exacerbadas por los cortes de energía eléctrica, lo que dificulta aún más el acceso a la información y la libertad de expresión en el país.