Los acompañantes terapéuticos (AT) enfrentan importantes demoras en el cobro de sus honorarios.
Jesica Muñoz, miembro de la Asociación CISMAT de Posadas, dialogó con “El País de la Libertad” de Radio Up 95.5 y aseguró que “lamentablemente tenemos una demora entre 60 a 90 días en los pagos”. Según explicó, esta situación afecta a cientos de profesionales que trabajan con obras sociales y de manera particular.
En Posadas, alrededor de 300 AT ejercen su labor, de los cuales 15 están dentro del convenio con el Instituto de Previsión Social (IPS). Sin embargo, este convenio no escapa a los problemas de pago: “IPS nos cubre un margen de 3.000 horas por mes, pero también con atrasos”, detalló Muñoz.
Un valor de referencia insuficiente
El pago que reciben los acompañantes terapéuticos está muy por debajo de lo que consideran adecuado. “Hoy estamos hablando de que IPS paga $3.220 por hora”, explicó Muñoz. Sin embargo, la tarifa mínima de referencia para el sector es de $6.000, por lo que muchas familias deben cubrir la diferencia.
Esta brecha económica genera una gran disparidad en la remuneración de los profesionales. “Sin obra social, cada AT establece su valor de hora, pero tenemos una base mínima de $6.000”, afirmó. Dependiendo de la cantidad de horas trabajadas con un paciente, algunos profesionales llegan a cobrar entre $8.000 y $10.000 por hora en el ámbito particular.
Leé más: Alarma en el sector no docente | “Faltan más de 100 trabajadores para cubrir las escuelas”
La mitad de los Asistentes Terapéuticos trabaja en escuelas
Una gran parte de los acompañantes terapéuticos desarrolla su labor en instituciones educativas. “Más o menos la mitad trabaja en instituciones educativas”, señaló Muñoz. Su función es clave en el proceso de inclusión de niños y adolescentes, aunque aún persisten dificultades para su incorporación en algunos establecimientos.
“Hay instituciones que exigen que el acompañante tenga licenciatura en psicología, psicopedagogía o profesorado en educación especial. Ahí es donde entra la familia a luchar por los derechos de su niño, porque si no va con una persona con esa formación, muchas veces no lo dejan ingresar”, denunció.
Pese a estas barreras, Muñoz destacó que, en su experiencia personal, no ha tenido inconvenientes en ser aceptada en las escuelas: “Siempre me recibieron bien, predispuestos a todo lo que fuera necesario para el paciente”.
La falta de una regulación nacional específica para los acompañantes terapéuticos agrava la precarización laboral del sector. Sin un marco que garantice condiciones de trabajo justas y pagos a tiempo, los AT dependen de negociaciones individuales con cada obra social y cada familia. “Cada vez tenemos más demanda para inclusión”, concluyó Muñoz.