La familia de Antonio Emanuel Cáceres, joven de 19 años víctima de un asesinato en Brasil, pide justicia. Antonio había ido a cosechar uvas y pensaba volver el viernes a conocer a su sobrina recién nacida. “Antonio se fue a trabajar, nos parte el alma traerlo muerto”, mencionaron sus familiares.
El hecho ocurrió tras un confuso ataque a tiros ocurrido en una vivienda en el centro de Antonio Prado, estado brasileño de Río Grande do Sul, a 548 kilómetros de su localidad de origen.
Como muchos jóvenes misioneros, Cáceres había viajado al vecino país a trabajar en la cosecha de uvas, atraído por la diferencia cambiaria y con el sueño de poder comprarse un terreno en sus pagos. Lejos de eso, encontró la muerte y sus cercanos hacen gestiones con Cancillería para poder repatriar su cuerpo.
La familia de Antonio fue notificada de lo ocurrido en horas del mediodía del lunes 18 de marzo. Tras haber estado en comunicación con el joven durante el sábado, la dueña de la finca donde trabajó durante la temporada de cosecha se comunicó para darles aviso de que había sido asesinado.
Mientras las fuerzas de seguridad de Brasil avanzan con las investigaciones para saber el móvil del asesinato a sangre fría, hasta el momento se pudo reconstruir que Antonio se había ausentado de su lugar de trabajo pese a la recomendación de quienes lo contrataron, que advirtieron sobre la peligrosidad de la localidad brasileña.
La labor en esas plantaciones terminó hace una semana, por lo que los últimos días estuvo realizando tareas de mantenimiento. Se detalló que el sábado se ausentó de la finca donde era albergado, aparentemente sin autorización, ya que según sus familiares “los patrones no querían que salga a la ciudad porque era un lugar muy peligroso”. Sin embargo salió, como lo había hecho en otras oportunidades, aunque esta vez no regresó y no avisó a sus capataces dónde se encontraba.
Según el relato de su familia, esto generó preocupación en los dueños de la chacra que al no saber de su paradero se comunicaron a San Pedro para saber si no había regresado.
En medio de las averiguaciones supieron del tiroteo que ocurrió en horas del atardecer del domingo en el centro del poblado. Así, una vez que confirmaron que una de las víctimas fatales del tiroteo era el joven sampedrino se comunicaron con la familia para comunicarle la tragedia. Nadie entiende aún qué pudo haber ocurrido.
“Estamos destruidos, hoy hace un año que falleció mi papá y ahora esta noticia nos pega muy duro, pedimos que no sea Antonio más uno más en la lista de los asesinatos en Brasil, que las cosas mejoren para que los jóvenes no tengan que irse lejos de su familia. Él fue a laburar y nos parte el alma tener que traerlo muerto”, señaló conmocionado Maximiliano Cáceres, hermano de Antonio.
Sobre el motivo del hecho, la familia desconoce quiénes eran los demás involucrados que se encontraban en el lugar del hecho, por lo que no sabe si se trataba de nuevas amistades o compañeros de trabajo. Sí aseguraron que “en ningún momento lo vimos preocupado, siempre estaba alegre, contento y con muchas ansías de volver para conocer a su sobrina”.
También detallaron que ayer tuvieron un primer contacto con Cancillería Argentina, desde donde están realizan todos los trámites a seguir con la repatriación. Lo que se le informó es que un familiar debe viajar hasta Caxias Do Sul para identificar el cuerpo en la Morgue Judicial. También cuentan con la asistencia de Acción Social y la Municipalidad local.
¿Cómo habría ocurrido el asesinato?
Los efectivos de la Brigada Militar fueron alertados cerca de las 18.30 sobre un tiroteo y rápidamente se dirigieron al lugar. Al llegar, el sampedrino estaba sin vida y los otros heridos, por lo que rápidamente los trasladaron al hospital local en una ambulancia.
Lastimosamente un brasileño identificado como Bruno Das Silva Martins, de 22 años, no resistió y falleció en el centro asistencial Sao José poco después. La tercera víctima, de quien no trascendió su identidad, continúa grave.
Se señaló que en el fondo de la casa donde ocurrieron los hechos los uniformados hallaron a otro joven de 22 años y un adolescente de 16, quien portaba un arma calibre .38 con cinco municiones intactas.
El menor confirmó que el arma era suya, pero se desligó del crimen expresando que había llegado hasta allí alertado por el tiroteo para darle “apoyo a sus amigos”. Fue demorado por la Policía mientras que su acompañante permanece preso.
Hasta el momento no trascendieron detalles de la investigación, por lo que no hay hipótesis trazadas sobre el móvil del ataque.
(Fuente: el territorio)