La Ciudad de las Flores celebra este domingo la llegada del primer contingente de inmigrantes polacos y ucranianos a la tierra colorada. Un hecho que cambió la historia de «La Tierra Sin Mal».
Año tras año se recuerda y reivindica la llegada de los Primeros Colonos Europeos a la ciudad de Apóstoles, Capital Nacional de la Yerba Mate. Hoy, 27 de agosto pero de 1897, arribaba el primer contingente oficial de inmigrantes polacos, ucranianos y un italiano.
Según documentación oficial de la Municipalidad de Apóstoles, se trató de un grupo conformado por casi 20 familias, que con su llegada constituyeron el primer núcleo de inmigrantes que pisó tierra argentina, en el marco de un programa oficial de colonización minifundista.
Los primeros inmigrantes que llegaron a la provincia provenían de Ucrania y de Polonia, más precisamente de la región «Galitzia» ubicada al este de Europa. Se trató de un total de 16 familias que emigraron de su país de origen y se instalaron en Apóstoles. Una localidad que con este suceso tuvo su inicio formal en el siglo XX, pero que su origen se remonta siglos atrás, cuando las reducciones jesuíticas tenían su más alto apogeo en esta zona de la región del Guayrá.
El proceso inmigratorio en Misiones
El fenómeno inmigratorio europeo en Misiones, comparado al ocurrido en el resto del país, se produjo más tardíamente y estuvo caracterizado por dos tipos de asentamientos: uno oficial y el otro privado.
El primero se inicia en 1897, mediante el arribo de población europea propiciado por el gobierno local, toma fuerza en 1914 y se extiende hasta 1921 aproximadamente.
En ese lapso, polacos y ucranianos provenientes de Galitzia, región de Europa Central bajo dominio del Imperio Austro-Húngaro y que hoy comprendería la zona sur de Polonia y oeste de Ucrania se asentaron en el sudeste misionero.
De esta zona europea provinieron los inmigrantes ucranianos y polacos radicados principalmente en Apóstoles y Azara, mientras que grupos escandinavos se asentaron en tierras fiscales del sur y centro del territorio.
A los extranjeros recién llegados, les fueron otorgados parcelas de tierras de hasta 100 hectáreas de extensión, y facilidades para su instalación.
Luego de organizarse la colonia Apóstoles en 1898, con más de 25.000 hectáreas, el estado nacional incrementó la superficie colonizada en 473.000 hectáreas, hacia 1921.
De ellas, 400.000 correspondían a las colonias yerbateras de Aristóbulo del Valle y Manuel Belgrano y el resto a colonias nuevas o ensanches.
Por su parte, la colonización de tipo privada surge entre los años 1919 y 1930, mediante empresas colonizadoras en tierras de dominio particular.
Este fenómeno se desarrolló en el norte misionero, donde compañías de origen europeo y que promovían la llegada de extranjeros, se dedicaron al establecimiento de colonias de inmigrantes, preferentemente alemanes, a quienes les vendían las parcelas de tierras. Una empresa podía administrar más de una colonia.
Así nacieron, por ejemplo, los pueblos de Eldorado, Puerto Rico y Montecarlo, bajo el impulso del empresario Carlos Culmey.
Los grupos de inmigrantes se convirtieron rápidamente en colonos agricultores sobre la base de la explotación agrícola familiar, y favorecieron un proceso de ruralización en la región.
En cuanto a la tenencia de la tierra, existió una política oficial más o menos eficaz de acceso y adquisición de las parcelas. Sin embargo, el reparto de las tierras fue lento y priorizó a los ocupantes europeos, quienes poseían el 80% de los títulos de propiedad en 1920.
Hacia la década de 1940 tan solo un 40% de las explotaciones estaban en manos de sus propietarios, evidenciando la lentitud y el problema de la posesión de las parcelas. El área restante, o estaba representada por agricultores en proceso de compra, o bajo formas de arrendamiento.
Al mismo tiempo, se profundizaba la disminución de las unidades de explotación, que oscilaban entre 25 y 40 has. Este patrón de asentamiento también es producto de experiencias previas entre alemanes del sur de Brasil, donde optaron por esta forma de distribución de las parcelas y que luego se trasladaron a Misiones, donde las pusieron en práctica.Se desarrollaron dos tipos de distribución espacial y urbana de las colonias.
En el norte predominaba el sistema waldhufendor, que consistía en un extenso camino terrado adentrado en la selva a lo largo del cual se establecían las parcelas y que finalizaba en un curso de agua, con la finalidad de permitir un igual acceso de éste y otros recursos vitales para la comunicación y la agricultura.
En el centro-sur de la provincia, es característico el tradicional trazado en cuadrícula o damero, propio del régimen colonial español y que define a las antiguas ciudades del país.
A partir de 1940 había finalizado la colonización bajo estas dos formas, pero debe tenerse en cuenta que este proceso no fue homogéneo; en él también se produjeron movimientos espontáneos de pobladores y la llegada de alemanes provenientes del sur de Brasil.
Resumiendo, la red migratoria estuvo caracterizada por alemanes que formaron las ciudades y colonias del norte, los escandinavos (finlandeses, suecos y noruegos) y suizos en las sierras centrales y polacos y ucranianos en el sur de Misiones.
Para 1937 se había originado un grupo de pequeños y medianos productores, pero sobre tierras de escaso poder de capitalización por su reducido tamaño y porque no constituían las mejores superficies cultivables, ya que ellas habían sido repartidas entre pocos particulares.
Entre los colonos agricultores se afianzó un sistema de asociación económica y social que se conoció como cooperativismo.
A fines de 1939, once cooperativas agrícolas del territorio formaron la Asociación de Cooperativas Agrícolas de Misiones Limitada, entidad de carácter federativo que las aglutinaba.
Entre los cooperativistas siempre predominaron los colonos de origen alemán, y los seguían los eslavos y suizos en menor proporción.
Con información sobre la web de la Municipalidad de Apóstoles.