La misión Apolo 16, lanzada el 16 de abril de 1972, fue un evento importante en la historia de la exploración espacial. Fue la décima misión tripulada del programa Apolo de la NASA y la quinta y penúltima en aterrizar en la Luna. El módulo lunar Orión, con los astronautas John Young y Charles Duke a bordo, alunizó en la región de las Tierras Altas de Descartes, un área que se creía formada por actividad volcánica.
El alunizaje, que tuvo lugar el 20 de abril de 1972, fue precedido por una crisis de siete horas que puso en riesgo la misión. Un problema con el motor principal de la nave espacial casi obliga a abortar la misión. Sin embargo, tras intensas deliberaciones, la NASA decidió que el problema podía solucionarse y permitió que el alunizaje continuara.
Durante su estancia en la Luna, Young y Duke pasaron 71 horas en la superficie, realizando tres actividades extravehiculares (EVA) o caminatas lunares, con una duración total de 20 horas y 14 minutos. Estas EVAs les permitieron recolectar 95.8 kg de muestras lunares, incluida “Big Muley”, la roca lunar más grande recolectada durante las misiones Apolo.
Mientras tanto, el piloto del Módulo de Mando, Ken Mattingly, orbitaba la Luna, realizando observaciones y operando instrumentos científicos. Mattingly pasó 126 horas y 64 revoluciones en órbita lunar, y durante el viaje de regreso a la Tierra, realizó una caminata espacial de una hora para recuperar varios casetes de película del exterior del módulo de servicio.
El Apolo 16 regresó sano y salvo a la Tierra el 27 de abril de 1972. La misión no solo fue un triunfo técnico y científico, sino que también demostró la capacidad de la humanidad para superar desafíos significativos en la búsqueda del conocimiento y la exploración.