Las importaciones argentinas se mantuvieron en un nivel históricamente elevado durante el segundo trimestre del año. Entre abril y junio de 2025, el país importó bienes por un total de u$s19.318 millones, cifra que supera en un 7,2% al mismo período de 2018, cuando la economía también experimentaba una apertura comercial marcada.
430.000 mil empleos en riesgo
Si se excluyen los productos energéticos, el crecimiento interanual se eleva al 14,1%, impulsado en gran medida por la maduración del sector energético interno.
El análisis de los rubros importados muestra un patrón claro: los bienes de consumo final fueron los que más crecieron. El salto interanual en este segmento fue del 31%, y representó una salida adicional de u$s668 millones respecto del pico anterior.
Según un informe del economista Federico Bernini del IIEP-UBA, los electrodomésticos lideraron la demanda externa, con aumentos destacados en la importación de heladeras, lavarropas y cocinas eléctricas, que totalizaron u$s110 millones más que en el récord alcanzado durante el gobierno de Cambiemos.
También crecieron de forma significativa las compras de calzado, motocicletas, y alimentos no producidos localmente —como paltas y bananas—, lo que refleja un cambio en las decisiones de consumo de los hogares, alentado por la liberalización de regulaciones y la baja de ciertos aranceles.
Alerta por el impacto en la industria nacional: 430 mil puestos de trabajo en riesgo
Desde la Fundación Fundar advirtieron que la falta de una estrategia de protección o reconversión industrial ante este escenario podría tener un impacto severo en el empleo. Según sus estimaciones, más de 430.000 puestos de trabajo estarían en riesgo con la apertura de importaciones, particularmente en ramas manufactureras como textil, calzado, muebles, madera e industria electrónica.
Si bien los especialistas coinciden en que una apertura comercial puede mejorar la competitividad y reducir los precios al consumidor, también advierten que, sin medidas complementarias como incentivos fiscales, asistencia a pymes y programas de capacitación laboral, los costos sociales podrían ser elevados.
“El problema no es abrir la economía, sino hacerlo sin un programa industrial que acompañe. No se trata de cerrarse al mundo, sino de tener un Estado que actúe como mediador del proceso”, señaló Bernini.

El sector automotor y la importación de tecnología
Otro dato relevante es que, pese al fuerte crecimiento de las importaciones, la industria automotriz local se mantiene firme. La producción nacional de vehículos creció un 4,2% respecto de 2018, mientras que la importación de autos terminados se ubicó por debajo de ese año, aunque muy por encima del segundo trimestre de 2024.
En tanto, las importaciones de autopartes treparon u$s558 millones, lo que explica buena parte de la suba total. También se registraron aumentos en la compra de computadoras, fertilizantes e insumos farmacéuticos, mostrando una demanda sólida de bienes tecnológicos y productivos.
Perspectivas: estabilización en niveles altos
Según el INDEC, en junio de 2025 las importaciones totalizaron u$s6.370 millones, con una leve baja mensual del 1,2%, pero un aumento interanual del 35,9%. Para Gustavo Perego, de la consultora Abeceb, esta desaceleración puntual responde a factores coyunturales como el ajuste fiscal, la apreciación del peso frente al real brasileño y el adelantamiento de compras a comienzos de año.
Aun así, los analistas coinciden en que las importaciones se estabilizaron en un nivel históricamente alto, lo cual plantea un desafío complejo para la política económica: sostener el ingreso de bienes necesarios para el consumo y la producción sin comprometer el tejido productivo ni la balanza comercial.
Según el INDEC, los salarios crecieron un 74,3% interanual en abril, con una suba mensual del 3,4%. El sector no registrado lideró con un alza del 7,7%, seguido por el privado registrado (2,5%) y el público (2,3%). https://t.co/4Z2pWBI8iS pic.twitter.com/TeHl1ludnG
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