La defensora de 27 años, actual capitana de la selección argentina, disfruta su presente a días de su segunda Copa del Mundo y remarca el principal objetivo que tiene de cara a la máxima cita: “Nosotras podemos ser esos modelos femeninos, sería el mayor logro que podemos obtener”
La preparación para la Copa del Mundo femenino Australia y Nueva Zelanda 2023 está a punto de terminar. Este viernes 14 de julio, la selección argentina se despedirá ante su público en un amistoso contra Perú en el estadio Único de San Nicolás.
El avance de la disciplina es una realidad y el marco será muy distinto al del duelo contra Uruguay en el Juan Gilberto Funes antes de viajar a Francia 2019.
“Queremos llevar el fútbol argentino a otra visión, otro punto de vista”, arrancó Aldana Cometti en charla con Infobae sobre el objetivo que tiene esta generación de futbolistas que sueña con hacer historia del otro lado del planeta.
La defensora central de 27 años es una referente en su puesto y está lista para cambiar una vez más el paradigma: “Nuestra meta mayor es que la nena de 10, 8 años quiera jugar al fútbol, pueda jugar al fútbol y sepa que existe el fútbol femenino, que existe un Mundial, ser las referentes o representantes de esas niñas y que puedan decir: ‘Yo quiero eso’. Como cuando yo era chica, veía a Messi en Alemania 2006 y yo quería eso. Nunca tuve la posibilidad de ver a mujeres jugando. Darles esa posibilidad a las nenas más chicas, creo que va a ser el mayor logro que podemos obtener”.
– ¿Cómo andás vos en lo personal? ¿En qué momento de tu vida llega este segundo Mundial?
– Estoy muy, muy bien y feliz. Me encuentra más madura, con más experiencia, con muchos más partidos tanto en los clubes como en la selección argentina. No sé si es mi mejor momento, pero sí estoy en uno de los momentos fuertes que uno tiene como futbolista. Pude mejorar en todos los aspectos. Va más allá de lo táctico y técnico. Lo que te da la experiencia, saber lo que es un Mundial: algo hermoso pero no es algo nuevo para varias de las que nos toca ir. Ya sabemos lo que va a pasar y con esa cabeza decir ‘esto es lo que hay’. Y para pasar de ronda, para ganar un partido, ya tenemos una idea de cómo lo tenemos que hacer.
– ¿Creés que es la Copa del Mundo a la que mejor preparada llega Argentina?
– Somos un grupo mucho más preparado porque venimos hace cuatro años con muchos partidos amistosos. La llegada de Germán Portanova también nos vino muy bien por sus ideas y forma de pensar que nos gusta, nos atrae, nos atrapa y nos motiva para hacer historia con Argentina en la historia de los Mundiales.
– ¿Qué análisis haces del grupo que tocó?
– Nos tocó un grupo muy duro, difícil. Pero cualquier rival que nos tocara en el Mundial iba a ser difícil. Hoy la competencia es total. No existe más el famoso ‘equipo fácil’ porque evolucionó tanto, creció tanto el fútbol que ningún rival al que nos enfrentemos va a ser fácil. Lo que sí, nosotras, con nuestra idea, con nuestro juego, con nuestras virtudes, trataremos de hacer lo mejor posible los tres partidos y sacar el mejor resultado posible sabiendo que Suecia es una potencia, que en el último Mundial llegó a las semifinales y es algo que nos ilusiona jugar contra una potencia. Italia y Sudáfrica también son equipos muy competitivos que van a ir a buscar el mismo sueño que nosotras.
– ¿Cómo ves al grupo, tanto en nivel y convivencia, en comparación a Francia 2019?
– La nueva camada le da mucho ímpetu a este equipo, cambió un poco la dinámica. Sin embargo las ganas, la ilusión, la ansiedad son iguales que hace cuatro años y seguramente haya sido igual tanto en 2007 como 2003. Eso lo llevamos todas y cada una de las que está acá. Esas ganas de jugar un Mundial, de representar al país, siguen intactas. Obvio que algunas somos más amigas, menos amigas, pero yo te aseguro que el grupo está ilusionado y eso se siente en cada charla, cada momento, cada comida.
– Durante tu infancia el hockey y el fútbol fueron tus deportes. ¿Qué te hizo inclinarte por el fútbol? ¿Que viste ahí que capaz el hockey no tenía?
– Yo cambie el fútbol por el hockey porque me gustaba mucho y la convocatoria a la Selección fue el click. Venir al predio, ver lo inmenso que es, es hermoso. Mi sueño también era jugar en Las Leonas, obviamente. Ser Lucha Aimar… porque ahí sí tenías modelos femeninos. Yo creo que hoy nosotras podemos ser esos modelos que en mi infancia fue Lucha Aimar. Yo tenía la ilusión de ser como ella. Ahora todo este grupo que está concentrado y representando puede ser referente. Ojalá podamos generar eso en las niñas. Lo que a mí me generaba Lucha Aimar, que alguna de nosotras lo pueda generar en las niñas que crecen haciendo deporte.
– ¿Qué rol tuvo tu familia durante tu formación como deportista y hoy ya establecida como profesional?
– Mi familia fue el impulsor de que yo jugara al fútbol. Tengo la suerte de que nunca me dijeron que no. Mi papá, jugador de fútbol, yo siempre le pedía de ir a jugar y siempre me llevaba. De chica terminábamos de cenar, sacábamos a pasear a la perra que teníamos en ese momento y era salir al Parque Centenario con la pelota debajo del brazo. Mientras la perra corría por el parque, nosotros jugábamos al fútbol. Y esto era recién a mis 5, 6 años. Otra parte importante fue mi hermano, con quien me llevo pocos años de diferencia. En mi casa hay una terraza y las macetas de mi mamá eran los arcos. Mi hermano decía: ‘Yo quiero ser el Pato Abbondanzieri, pateame penales’. Siempre me invitó a jugar, rompíamos todas las plantas y nunca me dijo ‘el fútbol es para chicos, para nenes. Vos no podés jugar’. Jamas me negaron jugar con mi papá y mi hermano. Mi viejo iba a jugar y yo me mezclaba con los hijos de sus amigos a patear penales. También mis amigos en el colegio. En segundo, tercer grado salía a los recreos y mis amigos me invitaban a jugar con la tapita en el patio. Me alentaron a seguir, siempre me alentaban a jugar. Tuve suerte, y conozco casos de compañeras que no la tuvieron lamentablemente, no tuvieron la suerte de que su familia acompañara o sus amigos de la infancia no las dejaban jugar por eso de ‘el fútbol es para hombres’. Mi mamá me llevaba a Independiente, nos tomábamos colectivo y tren para llegar a Villa Domínico. Siempre apoyaron mi decisión fuera cual fuera.
– A nivel clubes tus estadías fueron Argentina, Colombia y España. ¿Qué resaltas de cada uno de esos lugares por los que pasaste?
– En Argentina el fútbol no era profesional cuando arranqué. Sin embargo, en Boca yo tenía de todo. Jugábamos en una cancha para nosotras, teníamos nuestro tiempo, nuestro vestuario, el gimnasio, kinesiólogos, médicos. Todo eso lo teníamos. Lo que no teníamos era la posibilidad de vivir de eso, faltaba el contrato de trabajo nada más. Boca siempre contribuyó mucho cuando esto era amateur con la infraestructura. Era el que más daba al fútbol femenino. Cuando me voy a España veo una realidad diferente, juego en segunda división con un contrato y vivía sólo para el fútbol. No es que tenía que ir a trabajar por la mañana para poder ir a entrenar. Descansaba bien, comía mejor, podía vivir de eso. En Colombia descubrí lo que es realmente ser jugadora profesional. El club vivía para el fútbol femenino, todo estaba preparado para nosotras: la cancha, el centro de entrenamiento, todo. Los horarios, saber qué comer, cuándo hay que ir al kinesiólogo… Esa organización es capaz lo que me faltaba cuando arranqué acá. Obviamente hoy en Argentina cambió muchísimo.
– ¿Te gustaría volver a arrancar tu carrera pero con las condiciones que existen hoy en el fútbol argentino?
– A ver, obviamente estoy orgullosa de mi carrera y de todo lo que logramos como mujeres pero si me das a elegir me gustaría tener 18 años. Me encantaría vivir esa posibilidad porque yo a los 17 estaba trabajando en paralelo al fútbol. Mirá, te digo más, me gustaría tener 12 años y tener toda la formación de inferiores que hoy existe. Hacer el proceso completo de categorías y tener ese sueño de llegar a Primera. Eso me encantaría poder vivirlo. No me tocó pero porque tuve que vivir otras cosas. Pero me encanta que hoy una nena de 12 años pueda decir que quiere jugar al fútbol y tenga esa posibilidad de estar en un club. Y de competir contra mujeres. Por un lado sí me gustaría volver a empezar, porque ahora está todo más allanado, con más visualización, con más profesionalismo. Pero no me arrepiento de todo lo que viví para hoy lograr esto. Siento que parte de mi carrera es este logro.
– En 2017 vuelve la Selección luego de dos años muertos. ¿Cómo fue ese regreso? ¿Con qué se encontraron?
– ¡Con nada! Lo que pasó es que entre 2014 y 2015 jugamos la Copa América y los Panamericanos. Después estuvieron esos dos años que no se usaron para nada y en 2017 vuelve la Selección porque en 2018 estaba la Copa América otra vez. Cuando llegamos acá no había ropa, sí teníamos la cancha del predio, pero nos metían en un vestuario que era de futsal. Éramos 30 y ahí entraban 12. No nos daban los viáticos. Eran muchas cosas que vos veías a otras selecciones y los tenían. En dos años de paro total de la disciplina no cambió nada. No mejoró nada, mejor dicho. Ahí hacemos el paro, mandamos la carta para tener mejores condiciones porque después las exigencias eran muy altas para lo que se nos ofrecía.
– Cómo se estaría llegando a este Mundial si se aprovechaban esos dos años…
– Totalmente. ¿Cómo hubiésemos llegado al Mundial pasado? Esa es la gran pregunta. Capaz en la Copa América nos iba mejor o capaz clasificábamos a un Juego Olímpico. Todos terminan siendo supuestos, ¿no? Pero hoy te puedo decir que gracias al Mundial de 2019 estamos mucho más preparadas por los amistosos, más competencias, más concentraciones. Hoy llegamos con más trabajo que es lo que no hubo en 2017.
– ¿Se podría decir que el Mundial de Francia 2019 fue el punto de inflexión de la selección femenina?
– Sí, totalmente. Ese fue el gran pasar página. El famoso ‘hoja en blanco’. Empezando de acá hay otra selección argentina. Un nuevo capítulo. Gracias a eso se profesionaliza el fútbol en Argentina, muchas jugadoras no tienen que tener dos o tres trabajos para jugar al fútbol, está todo más organizado. No te digo que todo está al 100% pero está todo más ordenado. Tuvimos muchos amistosos, que antes del Mundial 2019 no tuvimos. Jugamos tres o cuatro y ahora contamos con capaz 15 partidos en este proceso mundialista. Y con una pandemia en el medio. Eso es el gran cambio que tenemos: el trabajo y la preparación.
– Hace poquito apareció en redes un fragmento tuyo pidiéndole a los medios que viajen a cubrir el Mundial. Me gustaría que me reiteres tu postura y preguntarte, ¿por qué sentís que es clave para el crecimiento del fútbol femenino?
– Te voy a repetir lo que dije esa vez: lo que no se ve, no existe. Como nuestro objetivo, vuelvo a lo de antes, es llegar a esas niñas y mostrarles que el fútbol también es para mujeres, necesitamos la ayuda de la difusión de los medios. Algo que me quedó pendiente decir que después lo pensé es que no sólo con el fútbol, sino que también se difundan todos los deportes amateurs. El hockey, handball, vóley, básquet… que las niñas puedan elegir el deporte. Esa es la línea de mi mensaje. Después el acompañarnos, ya que estamos representando al país, eso también es importante decirlo.
– Para cerrar, ¿te gustó la camiseta exclusiva que les diseñaron?
– Está buenísima. Eso es otro logro enorme para nosotras. Que exista una camiseta del fútbol femenino que pueda representarnos y también al país.