En comunicación con Radio Up 95.5, Emanuel Morínigo, personal trainer, se refirió a la realidad que enfrentan los pacientes oncológicos y el deporte. Hizo una mirada especial a que factores a tener en cuenta, a la hora de diseñar rutinas de ejercicio para personas en tratamiento contra el cáncer, especialmente en el contexto de las altas temperaturas del verano y los riesgos asociados, como la deshidratación y los golpes de calor.
Al diseñar las rutinas, es crucial considerar el estado físico previo de la persona. “En el caso de un paciente oncológico, que ya tenía una vida activa, se podrá seguir hasta cierto punto, dependiendo del periodo en el que se encuentre su tratamiento, ya sea quimioterapia u otros”, señaló el especialista. Sin embargo, advirtió que durante las primeras semanas de quimioterapia es necesario limitar el ejercicio: “siempre, se debe observar como reacciona el cuerpo las primeras semanas, antes de retomar actividades físicas”, detalló.
Asimismo, Morinigo explicó: “siempre, se trata de un trabajo mancomunado con los médicos y especialistas que llevan adelante el caso de un paciente con cáncer, ya que ellos van a ir informando sobre el estado del paciente, sobre como viene reaccionando el cuerpo”.
En este sentido, comentó que el enfoque debe centrarse en ejercicios básicos que prioricen fuerza, movilidad y estabilidad. “Científicamente, en este tipo de casos, se habla de ganar masa muscular y hacer fuerza, adaptándolo a lo que la persona pueda realizar. Por ejemplo, ejercicios simples como sentadillas pueden ser fundamentales”, explicó.
Además, Morínigo sugirió incluir actividades de bajo impacto como caminatas y movimientos básicos que fortalezcan el equilibrio: “las personas que padezcan este tipo de enfermedades, tienden a perder la fuerza y el nivel de estabilidad, por eso se debe trabajar, en mejorar su calidad de vida cotidiana”.
Verano, golpes de calor y cuidados especiales
Por otra parte, en verano, los golpes de calor y la deshidratación representan riesgos adicionales. Morínigo enfatizó la necesidad de adaptar el ambiente y monitorear constantemente las condiciones físicas del paciente. “Es necesario, trabajar en un espacio con ventilación adecuada, además, es muy importante controlar la presión, el nivel de hidratación”, dijo. En línea con estas recomendaciones, también destacó la relevancia de una comunicación constante con el entrenado: “siempre debe haber una conversación activa, a nivel emocional, para ajustar las rutinas según cómo se sienta la persona”.
En palabras del especialista: “el entrenamiento no solo mejora la salud física, también ayuda a las personas a sobrellevar mejor su día a día. Lo fundamental es empezar por lo básico y respetar los límites de cada uno”.
Con un enfoque individualizado, el ejercicio puede convertirse en una herramienta poderosa para mejorar la calidad de vida de quienes enfrentan el cáncer, incluso en condiciones adversas como las altas temperaturas del verano.