La caída del régimen de Bashar al-Assad, tras más de cinco décadas en el poder, marcó un hito en la convulsa historia de Siria. Sin embargo, este acontecimiento no garantiza una transición pacífica hacia una nueva era.
En diálogo con “La Última Rosca” de Radio Up 95.5, el analista internacional Joaquín González desentrañó las complejas dinámicas que llevaron a esta situación y analizó las posibles implicaciones para el futuro del país.
Según González, la caída de Al-Assad es el resultado de una confluencia de factores, entre los que se destacan la pérdida de apoyo de Rusia e Irán, el debilitamiento de las milicias aliadas y el creciente descontento popular. Además, el analista señaló el papel activo de Israel en la región como un elemento clave en este proceso.
“Uno podría decir que esto se desencadenó sin quererlo los actores, aquel 7 de octubre del año pasado, cuando Hamás realizó el atentado terrorista en Israel. Sin embargo, esto tiene una génesis anterior que involucra a muchos actores y que uno podría decir, la otra reflexión es que todo tiene que ver con todo y todo de alguna manera confluyó para que sucediera lo que sucedieron en estos cinco días tan rápidos”, explicó.
“La situación de Siria es extremadamente compleja», afirmó González. «La guerra civil dejó al país devastado y la población sufrió enormemente. Ahora se abre un período de incertidumbre en el que distintos actores internos y externos buscarán posicionarse para influir en el futuro del país”.
En este sentido, el analista señaló la pérdida de aliados clave como un factor determinante en la caída del régimen. “Básicamente porque Siria perdió a sus dos aliados, mejor dicho, el gobierno de Al-Assad perdió a sus dos aliados más importantes, a uno, Rusia, que fue quien en la guerra civil que se viene dando desde 2012, fue la que aportó a través de ataques aéreos al gobierno sirio en ese momento, contra todos estos grupos insurgentes de oposición. Y Rusia, que hoy en día está enfrascada en su propio conflicto con Ucrania, de alguna manera lo tuvo que dejar, obviamente que tuvo que redireccionar sus recursos”, afirmó.
Además, agregó que “por otra parte Irán, el aliado más cercano, hoy está golpeado por la acción ofensiva de Israel, y no pudo ir al rescate de este régimen”.
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Por otro lado, el analista advirtió sobre los riesgos de una nueva guerra civil, la fragmentación del territorio y la intervención de potencias extranjeras. Asimismo, destacó los desafíos que enfrentará la construcción de un nuevo Estado, especialmente considerando la diversidad étnica y religiosa de la población siria.
“Yo creo que lo más preocupante es la situación de Siria en general y de su población. Recorremos qué la guerra civil fue aún más cruenta que lo sucedió, por ejemplo en Libia. Tenemos más de 6 millones de sirios desplazados a otros países a lo largo de casi 10 años de guerra civil, 600.000 muertos, la infraestructura de Siria y la economía de Siria totalmente destruida”, lamentó.
En cuanto al futuro, el analista anticipa una lucha por el poder. “Lo que viene ahora va a ser una guerra por el poder, donde los actores externos van a seguir jugando y mucho, principalmente Irán, que está dentro de todo este proceso golpeadísimo. Significa también para Estados Unidos una apuesta que no le ha salido tampoco”, analizó.
“La comunidad internacional tiene un papel fundamental que desempeñar en este proceso”, afirmó González. “Es necesario apoyar los esfuerzos de reconstrucción y estabilización del país, así como promover un diálogo inclusivo entre todas las partes involucradas”.
Finalmente, González advirtió sobre la composición de los grupos insurgentes. “Entre ellas también recordemos que los insurgentes que acaban de derrocar este gobierno son todos yihadistas entrenados en el Estado Islámico. O sea, si uno me diría, bueno, hay que tener esperanza y digamos que con ese prontuario también es bastante difícil”, concluyó, dejando abierta la posibilidad de un futuro incierto para Siria.