El panorama fiscal del 2024 estuvo marcado por una caída significativa en la recaudación nacional, comparable a los niveles observados durante la pandemia, según explicó el politólogo Juan Manuel Gispert, del Centro de Economía Política Argentina (CEPA).
Sin embargo, esta caída se compensó con el aumento de impuestos no coparticipables, como el impuesto PAIS y los derechos de exportación, que permitieron al gobierno central manejar los recursos de forma discrecional. Este ajuste fiscal, señaló Gispert, se utilizó como herramienta de negociación política con las provincias.
“Los impuestos coparticipables como IVA y Ganancias cayeron considerablemente este año, afectando automáticamente las transferencias a las provincias. Pero el gobierno compensó con el aumento del impuesto PAIS del 7% al 17% y con retenciones a las exportaciones. Esto les permitió manejar recursos sin distribuirlos automáticamente”, explicó Gispert, en diálogo con “El País de la Libertad” de Radio Up 95.5.
En este escenario, Misiones destacó como una de las provincias con un incremento significativo en recursos no coparticipables. “El 16% de los ingresos de Misiones depende de transferencias discrecionales. En 2024, la provincia tuvo un crecimiento del 6,5% en estas transferencias, muy por encima del promedio nacional de 4%”, afirmó Gispert. Este beneficio, según el politólogo, está vinculado a una relación política favorable con el gobierno nacional.
“No es casual que provincias como Misiones, Tucumán y Chaco, cuyos legisladores acompañaron iniciativas nacionales clave en el Congreso, hayan recibido mayores transferencias discrecionales”, agregó.
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Por otro lado, el informe de CEPA destaca cómo el gobierno nacional utilizó los fondos discrecionales como una herramienta para asegurar apoyo político en el Congreso. “El gobierno usó la caja fiscal para saltear el principal obstáculo de gobernabilidad, que era el Congreso. Fue una política extorsiva: más transferencias a cambio de votos”, sostuvo Gispert.
Sin embargo, este esquema no es sostenible, y el impacto real se traduce en ajustes estructurales que afectan directamente a las provincias. Un ejemplo es la paralización de obras públicas cruciales, como ocurrió en Mendoza, donde dos puentes clave permanecen inhabilitados, afectando la conectividad productiva.
Un panorama incierto para 2025
De cara al próximo año, Gispert advierte que los gobernadores tendrán que negociar estratégicamente ante un escenario político donde el partido de Javier Milei podría fortalecerse. “El temor de muchos gobernadores es que Milei obtenga una mayoría legislativa que le permita implementar un ajuste permanente sin necesidad de negociar. Esto dejaría a las provincias sin herramientas para defender sus intereses”, reflexionó.
En el caso de Misiones, aunque la provincia mantuvo una posición privilegiada este año, el futuro dependerá de su capacidad para conservar autonomía política frente a las decisiones del gobierno central. “La clave está en que los partidos provinciales luchen por su autonomía, evitando que el avasallamiento de las políticas nacionales determine su futuro”, completó Gispert.