Se abren las puertas del último mes del año, y en términos económicos es una lotería, en el clima social aún laten los recuerdos del 2001 y en términos políticos según el periodo electoral que vendrá nos ofrece un sinfín de escenarios.
Comenzó diciembre y con ello cada una de las realidades que nos ofrece el mes, en lo personal, laboral, etc. Uno de las grandes interrogantes que se presentan más aun sabiendo que el 2025 viene con al menos 3 periodos electorales en la provincia, al menos por ahora, es como se encaminan las diferentes elecciones.
Si bien resulta complejo determinar concretamente el escenario electoral en Misiones, por la mala costumbre del oficialismo que considera que debe hacer elecciones por reglamento y no por un interés de bien común establecido constitucionalmente de acuerdo al marco regulatorio, con lo cual la previsibilidad es poca o nula, por algunos actores con cargo que ante la posibilidad de quedarse afuera se han convertido en influencers contando problemas en lugar de buscar resolverlos, y por supuesto, los inventos de una ficticia oposición que no pueden explicar cómo son funcionarias del gobierno provincial, pero tienen otras ideas.
La política misionera ha tenido una particularidad notable desde la creación de la renovación, y más aún desde el descomunal poder de Carlos Rovira y quienes lo secundan. Resulta que todo aquel que quiera enfrentar al gobierno siendo empleado del estado o parte del gobierno es inmediatamente perseguido, recordemos el caso Ziegler, Tschirsch, o incluso trasladado de un lugar a otro, o peor aún detenidos.
Sin embargo, resulta asombroso como esto no ocurre con algunos personajes que integran el gabinete provincial, pero que son “oxigenados” para levantar vuelo, como es el caso de Micaela Gacek, quien irrumpe en la escena como opositora, pero curiosamente se desempeña en la Unidad Ejecutora Provincial, lejos de ser perseguida transcurre su campaña mostrándose como opositora. Lo que parece ser curioso en realidad es una nueva estafa al electorado provincial, donde lo que se presenta como opositor resulta ser un brazo ejecutor del oficialismo, es decir, una nueva manipulación electoral.
Y si continuamos esta línea de análisis, debemos observar el camino de los “nuevos” influencers que valiéndose de las virtudes del tiktok y ocupando cargos electivos deambulan por el espacio virtual cuestionando al gobierno en lugar de enfrentarlo con propuestas auténticas y dando lugar a nuevos valores para construir una oposición real.
La realidad actual de la política misionera, por un lado, transcurre un difícil proceso de recambio dentro del oficialismo, en el cual las nuevas figuras no logran despegar y la protección mediática impide dar a conocer sus limitaciones que quizás no sean académicas, pero sí lo son en materia política y humana.
Por el otro lado, tenemos un intento de oposición que describe varios puntos débiles, uno de ellos es la atomización con un gran aporte del oficialismo que se dedica a comprar dirigentes en épocas de Black Friday electoral, pero principalmente el gran responsable de esta inocuidad opositora es el exceso de protagonismo de los mismos de siempre, que pretenden repetir sus bancas en lugar de propiciar espacios donde nuevos actores puedan cultivar una masa política lo suficientemente seria y comprometida para enfrentar una elección ejecutiva.
Finalmente, en una tercera posición, encontramos a quienes se incorporan a la vida política o al menos pretenden hacerlo pidiendo pista para ser tenidos en cuenta motivados por el efecto Milei y ansiosos de ser parte de algo que no represente los 25 años de renovación ni tampoco a la oposición que coquetea con el oficialismo sin plantear posiciones firmes y claras respecto a rumbos diversos.
Este contexto, que en ocasiones es leído como un problema únicamente de las personas que se dedican a la política, es el presente que debe ser modificado inmediatamente, siendo las elecciones legislativas del 2025 el primer paso. La ambigüedad política produce desempleo, pobreza y alienta la corrupción a niveles peligrosos para la democracia y desde luego para toda una sociedad que elige no involucrarse, en este caso no por desinterés sino por la repetición de un viejo mantra que sostiene que -los políticos son todos lo mismo-.
Es momento de romper las ataduras de los intereses personales y dar espacios para que la mesa se agrande y el debate de mesa chica sea expulsado de la construcción que requiere la provincia de Misiones, ahogada en el atraso y sometida a los caprichos monárquicos y sostenidos por una falsa burguesía subsidiada.
La tarea no es sencilla, pero hay que intentarlo. No podemos seguir mirando con silencio cómplice y olvidar el impulso natural de mejorar como provincia y encontrar una manera de hacer las cosas tal que las industrias se sientan protegidas, que el empleo pueda ser una realidad para los jóvenes y que la libertad no sea entendida como eslogan de campaña sino comprendida como un concepto constitucional, el momento de hacer lo que se debe y no lo que se puede es ahora.
Alejandro Chini…