El gobierno nacional, con otra estocada a manos del vocero presidencial, ha propuesto una nueva reforma. En este caso, la eliminación de la ley de Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias conocida como PASO.
Esta propuesta tiene un interés económico desde el punto de vista del ajuste, político desde el punto de vista electoral e intrusivo, al igual que lo hizo el kirchnerismo cuando sanciono la ley PASO en el 2009, donde se inmiscuyo en la vida de los partidos políticos. Momento en el que le quito la reserva de sus internas partidarias, haciéndolas asunto de toda la sociedad, incluso de aquellos que no son parte de esas ideas políticas. Hoy se presenta en igual sentido el interés en reestructurar la vida política de los partidos.
Este proyecto se suma a los que se fueron conociendo en estos casi 12 meses de gestión del gobierno federal que en principio podemos inferir que busca mantener la llama del conflicto y el permanente estado de alerta únicamente en la sociedad política argentina, porque aunque haya muchos cargos por ocupar, no está toda la sociedad en la búsqueda de un puesto de representación parlamentaria o ejecutiva. Aunque aquellos que no forman parte de la vida partidaria celebran estas decisiones como la remoción de estatuas y cuadros K.
Esta y las demás reformas podrán ser medidas en cuanto a efectividad, al menos a partir del 2026, por los tiempos de ejecución, por los alcances, por el impacto real, independientemente del mediático, por el conjunto de personas beneficiadas o no, entre otros. Sin embargo, indistintamente de los resultados que traerán estas reformas, resulta asombroso el estado de alerta permanente que propone el estado nacional en el que las fuerzas políticas se hacen oír a favor o en contra de las enmiendas propuestas.
Por otra parte, y continuando la misma línea de análisis, limitando nuestro campo de observación a la provincia de Misiones, encontramos un modelo semejante al gobierno nacional. Al menos en los modos. El gobierno de la renovación impone leyes provinciales que no son debatidas, no pueden ser objetadas y tampoco pueden ser observadas.
Resulta que la legislatura misionera, desde donde emanan las decisiones políticas como si tuviéramos un gobierno monárquico con un Canciller en lugar de Gobernador, hace varios meses promueve leyes que indudablemente pretende reformar el estado en varios aspectos. En lo agrario con la imposición de productos químicos que son más tóxicos que los aprobados por la comunidad científica internacional, la creación de Silicón Misiones para modernizar el estado y la educación cuando en realidad la brecha digital y la infraestructura es inadecuada, la creación de una Fiscalía de Ciberdelito con suficiente capacidad para atormentar al que no piense igual, entre otras.
Estas diferentes decisiones con un contenido polémico y disfrazado de debate que surgen en el marco de la Cámara de Representantes de la Provincia, pero no contienen un debate de espacios políticos, sino de la justificación de los miembros del partido de gobierno. Son el reflejo de un modelo que encuentra en la imposición la manera de gobernar.
Esta descripción de distintos esquemas de reformas, y quizás con intereses distintos nos lleva a suponer que estamos atravesando un camino de trasformación en el cual, aunque sea pronto definir quienes sobrevivirán políticamente y quienes se incluirán a la vida política en las próximas elecciones, podemos suponer que es momento de recambios y que los oscuros tengan una salida decorosa de la escena política. Por lo tanto, lo que es seguro, es que aquellos que han sobrevivido los últimos años penosamente y cotizando su potencia partidaria sectorial serán los primeros en tener que rendir cuentas hacia adentro y hacia afuera.
La ausencia de debate responsable a nivel nacional y exceso de imposición en la provincia son sinónimos de una época que se sirvió del contexto para crear una clase política servil que impide el crecimiento de nuevos actores y en consecuencia que las nuevas propuestas demoren tanto en surgir.
En efecto, el debate permanente como herramienta para gobernar es redituable para la sociedad solo si la actualización de ideas y actores se concreta, en caso contrario la refundación es el único camino posible, lo que conlleva construir los mecanismos para darle salida a los que son parte del pasado y creen que la imposición imperial es una salida exitosa.
Alejandro Chini…