En el siglo XVI, Nicolás Maquiavelo fue una de las figuras mas importantes del pensamiento político, tanto asi que los politólogos y muchos de los que nos dedicamos al estudio de la política como ciencia, lo consideramos como el padre de la Ciencia Política. La obra que lo llevó a estar por encima del resto se llama “El Principe” y básicamente es un manual de cómo llegar al poder, acumularlo, y nunca mas soltarlo.
Si bien ya le dediqué 2 columnas a las elecciones estadounidenses (véase “reciclando viejos eslóganes en la campaña a la presidencia en EE.UU” y “Recalculando en el norte”) no podía dejar pasar el hecho de que las elecciones ya se han consumado y que el ex presidente Donald Trump ha sido electo nuevamente para liderar una de las superpotencias mundiales.
Luego de una carrera electoral que se convirtió en una batalla sin tregua que tenía del otro lado de la trinchera a la vicepresidente Kamala Harris, el presidente electo arrasó con los votos electorales y se alzo con una victoria contundente que, tal vez, solo a aquellos que no habitamos suelo estadounidense, nos sorprendió y mucho. Y una vez más, y como parece hacerse costumbre, las encuestas le erraron y por bastante.
Dejando de lado estos detalles, creo necesario enfocarnos en lo que vendrá. El partido republicano tuvo una de las mejores performance electorales en décadas, y ahora no solo ha logrado la presidencia, sino que también logró hacerse de la cámara de senadores, este punto es sumamente clave en las futuras leyes que pretenderá promulgar el presidente electo, y como si esto no fuese suficiente, cuentan con una Corte Suprema que también cuenta con mayoría republicana, siendo que en su momento el que presentó los pliegos para que esos jueces llegue, fue el presidente electo. Ahora, según nuestra lógica latinoamericana, este escenario sería el ideal para que un presidente haga y deshaga a placer, pero en EEUU no es tan así.
En su anterior periodo presidencial, el presidente electo no logró aprobar ciertas leyes y ni siquiera sus propios compañeros republicanos lo acompañaron, y como les dije en las columnas mencionadas, Donald Trump vuelve al poder con una sed de venganza implacable, y dejo en evidencia esto ultimo cuando dio su discurso una vez que los resultados ya eran irreversibles, ya que ni siquiera le dedicó una palabra a los miembros de su partido. Además, deberemos analizar como comienza a darle forma a sus promesas electorales, una de ellas enfocadas a las políticas migratorias en la cual se encuentra uno de sus ejes principales, basado en la expulsión de los inmigrantes ilegales y a todo lo que se le asemeje.
Otro punto álgido es la política internacional, que a partir de la asunción del presidente electo, cambiará por completo. Con múltiples conflictos bélicos en su punto mas álgido, EEUU deberá realizar un gran esfuerzo para apaciguar las aguas, sin descuidar que en uno de esos conflictos se encuentran 2 de sus enemigos mas grandes, Rusia, la otra superpotencia mundial y Corea del Norte, cuyo poder nuclear es digno de temer. El otro conflicto de magnitudes importantes es la que mantiene Israel con parte sus vecinos más próximos y con la organización terrorista Hezbollah (otro enemigo acérrimo de EEUU). Deberemos estar atentos como plantea dirimir estos conflictos la nueva administración Trump, si ingresa pisando fuerte o intentará métodos mas disuasivos (ustedes y yo intuyen que esto último forma parte del estilo Trump).
A resumidas cuentas, el escenario político mundial ha cambiado totalmente de orientación. Los estadounidenses han votado por un candidato diferente y que a priori busca dejar de lado lo “políticamente correcto”, y que buscará pateando el tablero mundial. Desde ya, podemos afirmar que las políticas internacionales de nuestro país esta alineado con las de la administración Trump. Ahora solo queda aguardar como ese poder inmenso será plasmado en un contexto político mundial urgido de paz y certidumbre.
Matías Lezcano…